China cree que la relación con la nueva administración norteamericana marcha "en la dirección correcta", salvo por lo que toca al despliegue del sistema antimisiles THAAD en territorio surcoreano, una decisión, a su juicio, "equivocada". Por eso propone un pacto a Washington y al régimen de Pyongyang, su teórico aliado, para evitar una "colisión frontal" en la región.

Ese pacto, según lo esbozó ayer el ministro de Exteriores, Wang Yi, consiste en que Corea del Norte, por un lado, suspenda sus ensayos armamentísticos y EE UU y Corea del Sur, por el otro, cesen sus maniobras militares. Todo ello con la idea de volver a la mesa de negociaciones.

"Ambas partes son dos trenes que aceleran, se dirigen el uno hacia el otro y nadie quiere dejar paso. La pregunta es: ¿están realmente preparados para una colisión frontal?", inquirió Wang en su única rueda de prensa anual.

Sin embargo, Seúl hizo saber ayer que el radar del THAAD estará listo en abril. La víspera habían llegado a suelo surcoreano los primeros componentes del escudo, del que Pekín recela ampliamente y que ha desatado las iras de Kim Jong-un y multiplicado sus ensayos balísticos. El lunes lanzó otros cuatro.

La embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley, anunció que su país considera ya "todas las opciones" para responder a Corea del Norte, ante su "arrogancia increíblemente irresponsable".