La ministra alemana de Defensa, Ursula von der Leyen, reprochó ayer al presidente de EE UU, Donald Trump, que mintiera la víspera al decir que el Gobierno de Berlín debe "mucho dinero" a la OTAN y que a Estados Unidos "se le debe pagar más por la muy costosa defensa que proporciona a Alemania".

"No tenemos deudas con la OTAN", dijo la ministra germana en un comunicado en el que lamenta que Trump limite únicamente a la OTAN el compromiso de gasto en defensa de sus países miembros: un 2% del PIB para 2024.

"El gasto en defensa también va dedicado a las misiones de paz de la ONU, a las misiones europeas y a nuestra contribución en la lucha contra Estado Islámico", dice Von der Leyen en la nota.

"Lo que todos queremos es un reparto de la carga, y eso necesita de un concepto moderno de seguridad. Ello no sólo pasa por la modernización de la OTAN, sino también de la UE, en el ámbito de defensa, así como de Naciones Unidas", explica.

Por otra parte, en la víspera de la primera audiencia pública sobre la supuesta injerencia rusa en las presidenciales norteamericanas, el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes no tiene pruebas de un complot entre Trump y el Kremlin, ni tampoco de que el mandatario fuera espiado por su predecesor, Barack Obama, tal como el magnate asegura desde hace semanas.

El protagonista de esa primera audiencia es el director del FBI, James Comey.

Pero, mientras tanto, el presidente del comité, el republicano Devin Nunes, dijo ayer que aún no ha visto ninguna prueba de un supuesto complot entre Trump y Rusia para favorecer al magnate.

Los servicios de inteligencia (el FBI entre ellos) concluyeron en diciembre que sí lo había habido y que consistió en una serie de ataques informáticos contra el Partido Demócrata y la campaña de Hillary Clinton con el propósito de beneficiar a Trump.

Lo que intentan averiguar los comités de Inteligencia del Congreso es si la campaña de Trump lo sabía o si, peor aún, colaboró con el Kremlin para orquestar esa injerencia.

Por lo demás, Nunes repitió que no hubo pinchazos telefónicos ordenados por Obama en la Torre Trump. "No, nunca", aseguró el congresista.