El presidente de EEUU, Donald Trump, admitió hoy su derrota en su intento por acabar con la ley sanitaria de su predecesor, Barack Obama, y retiró el proyecto de ley que había presentado junto al liderazgo republicano de la Cámara Baja, su primer gran fracaso legislativo desde que llegó a la Casa Blanca.

El presidente, junto al titular de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, no logró un consenso en su propia bancada para lograr los votos suficientes que permitieran la aprobación de su propuesta, por lo que finalmente cancelaron la votación y retiraron definitivamente el texto.

Tras semanas de intensas negociaciones y a pocos minutos de que comenzara el voto previsto, Ryan telefoneó al multimillonario para informarle de que seguían sin tener los apoyos suficientes y proponerle la retirada definitiva, a lo que Trump accedió.

"Estábamos a punto de lograr una ambición que todos hemos tenido durante siete años y nos quedamos un poco cortos", concedió el líder republicano ante la prensa tras el revés sufrido.

Ryan prometió seguir trabajando para "mejorar las vidas de la gente" y derogar y sustituir el actual sistema, conocido como Obamacare, aunque Trump había amenazado con mantenerlo si el proyecto que iba a ser votado hoy fracasaba.

Las cosas no eran muy halagüeñas ya este jueves, para cuando estaba programado inicialmente el voto, con los casi treinta miembros del grupo ultraconservador Caucus de la Libertad enrocados en votar en contra.

Ante esas perspectivas, Ryan pospuso la votación "sine die" para continuar negociando, pero Trump se negó a dilatar más la situación y dio un ultimátum a sus correligionarios, forzando la convocatoria de la cita para hoy o de lo contrario dejaría en vigor el sistema actual, al que se oponen frontalmente los conservadores.

Sin embargo, y pese a las dotes de negociador de las que ha alardeado durante meses, la apuesta le salió mal.

"Obamacare es la ley vigente y seguirá siendo la ley vigente hasta que sea reemplazada", afirmó el presidente de la Cámara Baja ante los periodistas, aunque advirtió de que "lo peor" del sistema actual "está por llegar".

En ese sentido Trump reculó sobre sus exigencias de la tarde del jueves, y dijo estar "abierto" a una nueva negociación sobre el sistema sanitario, aunque esta vez optó por esperar a que Obamacare "explote", en alusión a sus pronósticos sobre una subida desproporcionada de los precios de los seguros médicos.

El presidente pronosticó que esa "explosión" ocurrirá este año, y confió en que la oposición demócrata acceda entonces a trabajar con él para cambiar el sistema de salud.

"Cuando ellos estén preparados, estaremos preparados", aseguró Trump, quien dijo que va a "dejar que Obamacare siga adelante durante un tiempo, y luego se verá cómo van las cosas" y si los demócratas acceden a negociar con los republicanos.

"Hemos estado muy, muy cerca. Ha sido (una derrota por) un margen muy pequeño. Pero no hemos tenido ningún apoyo demócrata", lamentó Trump, que calculó que con "10 o 15" votos republicanos más, el proyecto de ley habría salido adelante.

Admitido ese fracaso, Trump dijo que centrará ahora sus esfuerzos en la reforma fiscal, un objetivo para el que hay mucho interés de la mayoría republicana en el Congreso.

"Ahora vamos a ir a por la reforma fiscal", indicó Trump en declaraciones a periodistas desde el Despacho Oval.

El plan impulsado por Ryan y apoyado desde el principio por el multimillonario, no convencía a los extremos ideológicos de la bancada republicana, ni a los más moderados, por retirar demasiadas ayudas a los pobres, ni a los ultraconservadores, por conservar coberturas básicas obligatorias, como las de urgencias o de maternidad.

Por su parte, los demócratas celebraron el fracaso republicano en los pasillos del Congreso, y aseguraron que el desenlace de hoy ha sido una victoria para el pueblo estadounidense.

"Hoy es un gran día para nuestro país, es una victoria para el pueblo estadounidense", afirmó la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, al recordar que el plan conservador hubiera retirado el acceso a la salud a millones de personas.

"Se trata de nuestro país y de la visión de nuestros fundadores, de nuestra fe y de la unidad de los demócratas, juntos por nuestros valores", añadió la congresista, visiblemente feliz, y rodeada del resto del liderazgo en una rueda prensa posterior.

Según datos oficiales, la ley de Obama ha dotado de cobertura médica a más de 20 millones de personas que carecían de ella en los últimos siete años, mientras que la propuesta republicana hubiera obligado a prescindir de ella a más de 24 en los próximos diez años.