Las reacciones de los líderes comunitarios a la activación del "Brexit" se movieron ayer en los límites de los previsible. La alemana Merkel expresó su intención de que el "Brexit" tenga la menor repercusión posible sobre los ciudadanos comunitarios que residen en Reino Unido, mientras que el francés Hollande hizo hincapié en que la salida británica de la Unión será "dolorosa" para los británicos. De igual modo, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, resaltó que "el objetivo más importante del Gobierno es que ningún ciudadano, ni las empresas que exporten, importen o inviertan se vean afectados".

Una importante coincidencia franco-alemana fue el rechazo a la pretensión británica de que se negocie a la vez la salida y la futura relación bilateral. En su carta a la UE, la primera ministra británica, Theresa May, defiende que es "necesario acordar los términos de (la) futura relación junto con los de la retirada de la UE" y advierte que una falta de acuerdo dañaría la cooperación en materia de seguridad y defensa.

Merkel destacó que un punto esencial para su Gobierno es que se negocie en primer lugar un acuerdo sobre la salida y que "sólo cuando esto se resuelva", se empiece a hablar sobre la "relación futura". En la misma línea, el ministro de Exteriores francés, Jean-Marc Ayrault, defendió que las negociaciones sobre la relación futura sólo podrán llevarse a cabo una vez haya concluido el proceso de "Brexit". Para Ayrault, durante "el difícil diálogo" May no podrá escoger siempre qué es lo que quiere.