El embajador adjunto de Corea del Norte ante la ONU, Kim In Ryong, advirtió la noche del lunes, en la sede de Naciones Unidas, que EE UU está "empujando la situación hacia el borde de una guerra", y señaló que el conflicto "termonuclear" podría estallar "en cualquier momento".

Horas después, el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, abogó por someter a Pyongyang a "más presión y aislamiento", aunque sin descartar "otras opciones" y tras haber recordado los bombardeos en Siria y Afganistán como advertencia al régimen de Kim Jong-un.

El "número dos" de la Casa Blanca rebajó así el tono de la Administración Trump frente a la dictadura comunista, en un momento de tensión máxima en la región por las exhibiciones de poderío militar y la intensificación de la retórica belicista por ambas partes.

Estados Unidos está buscando el apoyo de China para moderar a Pyongyang sin recurrir a las armas.