El paseo militar que el socioliberal Emmanuel Macron podía esperar hacia el Palacio del Elíseo comenzó este miércoles de la peor de las formas posibles para él, con una hábil maniobra política de su rival, la ultraderechista Marine Le Pen, que lo dejó fuera de juego con una inesperada visita a una fábrica.

Por sorpresa y demostrando la cintura política que siempre se le ha atribuido, Le Pen apareció junto a los trabajadores en huelga de la fábrica de Whirlpool en Amiens (norte), que será deslocalizada, mientras Macron se reunía a puerta cerrada con los sindicatos en la Cámara de Comercio.

El poder de la imagen fue devastador: el baño de masas de la ultraderechista, entre selfis a las puertas de la planta y gritos de "¡Marine presidenta!", difundido al mismo tiempo que la reunión de un Macron cariacontecido frente a una magra representación sindical.

El problema de la fábrica de Amiens, que además es su ciudad natal, ha supuesto una piedra en el zapato para Macron desde que se conociera en enero que Whirlpool planea trasladar su producción a Polonia.

Con 290 empleos fijos en el alero, el exministro de Economía aceptó reunirse con el comité intersindical de la planta, pero no visitar a los huelguistas junto a la fábrica.

Le Pen, que tiene en el voto obrero uno de sus principales caladeros de cara a la segunda vuelta de las elecciones el próximo 7 de mayo, no dudó en aprovechar la situación.

"Que Macron venga aquí no para reunirse con los huelguistas sino a no sé qué sala de la Cámara de Comercio, para reunirse con dos o tres personas, es una demostración tal de desprecio que he decidido salir de mi consejo estratégico (en París) para venir a Amiens", espetó Le Pen ante las cámaras.

Macron critica el ventajismo de Le Pen

El socioliberal intervino al finalizar la reunión para defender su encuentro con los sindicatos y atacar la "utilización política" que a su juicio hizo su adversaria del conflicto social.

"El proyecto de Le Pen no arregla nada de la situación de Whirlpool. ¿La salida de la Unión Europea? Si ella es elegida, esta fabrica cerrará, como muchas otras en Francia", consideró.

Más tarde, forzado por la acción de la ultraderechista, acudió en persona a ver a los huelguistas, que lo recibieron entre abucheos y duras críticas.

Rodeado por los trabajadores -entre los que había miembros del Frente Nacional de Le Pen, según los medios franceses-, Macron argumentó que no puede "prohibir a una empresa cerrar una fábrica, porque eso no es posible. Si no, ninguna empresa más vendría a invertir en Francia".

Para cerrar este primer asalto, la candidata -que fue la segunda más votada, tras Macron, en la primera vuelta del pasado domingo- emitió un comunicado con sus propuestas para evitar la fuga de empresas, entre ellas tasar al 35 % cualquier producto que salga de una fábrica deslocalizada y que sea vendido en el mercado francés.

A la espera de convencer a Whirlpool para no dejar Francia o de encontrar a un socio industrial que conserve los empleos, Le Pen se comprometió a nacionalizar la planta "si es necesario".

En un mitin en Arras, en el norte de Francia, Macron criticó esa idea de su rival, a la que tildó de "demagoga", y aseguró que hará campaña en todos los feudos en los que la ultraderechista tiene amplio apoyo, especialmente zonas rurales del noreste y el sureste del país.

"No silbéis a Le Pen, id a combatirla, a convencer a la gente en sus casas", dijo a sus seguidores, quienes blandieron en el acto banderas francesas y de la Unión Europea al grito de "Macron presidente".

Mélenchon votará en secreto

Este cruce de espadas, que ha sido calificado en Francia como el comienzo real de la campaña de la segunda vuelta, marcó una jornada en la que también se conoció que el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, cuarto en la primera ronda, no hará público su voto en la segunda.

El líder de La Francia Insumisa ha recibido duras críticas por no participar en el "frente republicano" para frenar el paso a Le Pen, a las que se sumó el propio Macron.

"Sus votantes (de Mélenchon) se merecen algo mejor", dijo el exministro.

La Francia Insumisa ha abierto una consulta entre sus bases para decidir si pide el sufragio en la segunda vuelta para Macron, el voto en blanco o la abstención, mientras que votar por Le Pen "no es una opción".

Quien sí manifestó su apoyo a Macron fue el expresidente conservador Nicolas Sarkozy.

"Es una elección responsable que no significa en ningún caso un apoyo a su proyecto", afirmó en Facebook el jefe de Estado entre 2007 y 2012, quien alertó de que el proyecto de Le Pen, que aspira a abandonar el euro, tendrá "gravísimas consecuencias para el país y para los franceses".