El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha asegurado este jueves ante el pleno del Parlamento Europeo que "nunca" quiso "insultar a la gente" ni crear divisiones dentro de la zona euro, pese a la polémica que generaron sus declaraciones a un medio alemán cuando afirmó que los países del sur de Europa se han gastado el dinero en "alcohol y mujeres" para después pedir ayuda.

"Nunca fue mi intención insultar a la gente, durante los últimos cuatro años he trabajado para unir de nuevo la Eurozona y lo último que quisiera es crear divisiones", ha declarado ante un hemiciclo semivacío, al inicio de su intervención en un debate sobre el tercer programa de rescate para Grecia.

El jefe del Eurogrupo ha mantenido que el mensaje que dio en la entrevista no fue el que se ha trasladado en la polémica y ha defendido que su intención fue subrayar que los países del euro deben respetar las reglas y obligaciones para que la solidaridad entre ellos sea también efectiva.

"Mis palabras se vincularon después a la crisis en algunos países del sur y eso fue muy desafortunado. No es lo que dije y ciertamente no fue lo que quise decir", ha insistido, para después "lamentar mucho" el malestar creado por lo que, sostiene, fue un malentendido.

Unas disculpas tardías

A lo largo del último mes, la Eurocámara ha mostrado su malestar por las declaraciones de Dijsselbloem y también por su negativa a comparecer ante el pleno, pese a haber sido convocado varias veces.

Los principales grupos, incluida la familia de los socialistas europeos, a la que pertenece su partido nacional, han pedido su dimisión al frente del Eurogrupo al considerar que su actitud le "inhabilita" para el cargo.

El aún ministro de Economía de Países Bajos ha achacado sus ausencias anterior a "obligaciones políticas nacionales" y ha defendido su gestión al frente del Eurogrupo en los últimos años. "Creo que la Eurozona está en una situación mucho mejor que cuando empecé mi trabajo", ha reivindicado.

Entre los eurodiputados, sin embargo, la opinión mayoritaria tras escuchar sus explicaciones es que las disculpas han llegado "tarde" y han puesto en duda la sinceridad del holandés.

"Ha faltado al respeto a la mitad de la población europea (por su referencia a las mujeres)", le ha espetado la copresidenta de Los Verdes, la alemana Ska Keller, quien ha considerado "inaceptable" lo dicho por Dijsselbloem y ha apuntado el daño a la "credibilidad" de las instituciones europeas que ha creado.

El eurodiputado de ICV Ernst Urtasun, por su parte, le ha reprochado que haga "trampas" al negar la literalidad de sus palabras y le ha exigido que dimita porque considera que ha quedado "inhabilitado" tanto por sus declaraciones como por su gestión del rescate griego.

Desde el grupo de los Socialistas y Demócratas (S&D), el italiano Roberto Gualtieri ha considerado "inapropiadas" las palabras del ministro holandés y la 'popular' Françoise Grossetête ha lamentado la "caricatura" que proyectó de los países del sur. Desde la bancada liberal, el portavoz de ALDE en el debate, el finlandés Nils Torvalds, ha apelado al "humor" para rebajar la tensión.

También los españoles Jonás Fernández (PSOE) y Gabrile Mato (PPE) han mostrado su malestar por achacar a los países del sur el gasto "en alcohol y mujeres".

Fernández se ha declarado "profundamente decepcionado" por la división creada entre el norte y el sur, mientras que Mato se ha unido a las voces que piden su dimisión y rechazar unas disculpas que, a su juicio, "llegan tarde y mal".