La UE reclamó ayer a Turquía que respete sus valores "si sigue interesada" en la adhesión. Un día antes de que los líderes de la Unión se reúnan en Bruselas para fijar las directrices de negociación del "Brexit", los ministros de Exteriores de los países miembros quisieron dejar muy claro a Ankara que decisiones como reinstaurar la pena capital harán imposible su ingreso en el club.

"Las negociaciones de ampliación no se han detenido, pero no estamos trabajando en abrir nuevos capítulos", advirtió la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, después de que los ministros de Exteriores comunitarios celebraran una reunión informar a la que asistió, como invitado, el titular turco de Exteriores, Mevlüt Çavusoglu.

"Si Turquía está interesada en las negociaciones de acceso, sabe muy bien lo que significa", dijo la política italiana, especificando que la adhesión pasa por el respeto a los derechos humanos y a la ley internacional, no por reintroducir la pena de muerte, como persigue el presidente Erdogan.

La declaración de Mogherini puso el colofón a un cónclave que, aunque informal, dejó ver las discrepancias que los países miembros mantienen sobre la relación que la UE debe tener con Turquía; sobre todo, después del resultado del referéndum que permitirá a Erdogan concentrar enormes poderes y de las últimas detenciones masivas en el país, donde sigue la represión por la intentona golpista de 2016.

El ministro austríaco, Sebastian Kurz, volvió a insistir en que "el camino no puede ser la adhesión", mientras que el luxemburgués, Jean Asselborn, pidió "ver cuándo y con qué medios establecemos el futuro de la UE y Turquía", informa "Efe". "Tenemos la mano tendida a Turquía y ahora es el momento de que responda, por su propio futuro", dijo el francés Jean-Marc Ayrault.

Los líderes de la UE se reúnen hoy en Bruselas para fijar las bases de negociación del "Brexit". El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, reiteró que no se hablará de la futura relación con Londres hasta que haya progresos suficientes sobre los derechos de los ciudadanos europeos que residen en el Reino Unido, el pago de la factura por la salida y el establecimiento de una frontera flexible entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.