Los dos candidatos presidenciales franceses, el socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, se enfrentaron ayer en su único debate de campaña, un animado cara a cara de dos horas y media, con momentos duros, en el que la economía, el terrorismo, la inmigración y Europa fueron los puntos claves.

Le Pen abrió el fuego calificándose de "candidata del pueblo" y tachando a Macron de ser el "candidato de las finanzas, de los grandes grupos y de la globalización salvaje", además de vincularlo de manera directa al presidente saliente, el socialista François Hollande, cuya popularidad es la más baja de la V República.

Macron, que acusó en repetidas ocasiones a Le Pen de mentir y de decir "tonterías", fue intencionalmente tratado de "ministro" en varias ocasiones, en alusión a las funciones que desempeñó entre 2014 y 2016 al frente de la cartera de Economía.

En respuesta, Macron calificó a Le Pen de "auténtica heredera, de un apellido, de un partido, de un sistema que prospera al amparo del enfado de los franceses. Desde hace cuarenta años tenemos a los Le Pen como candidatos en las elecciones presidenciales", dijo Macron.

En un panorama en el que las encuestas para la segunda vuelta del próximo domingo siguen mostrando a Macron con un apoyo del 60%, un sondeo sobre las legislativas del 11 y el 18 de junio auguró unos magníficos resultados para En Marcha, la plataforma creada hace poco más de un año por Macron. Según la encuesta, de la firma OpinionWay, con la mayoría absoluta establecida en 290 escaños, En Marche obtendría entre 249 y 286 diputados, lo que daría al socioliberal un suelo parlamentario que le permitiría evitar la temida cohabitación. Los conservadores obtendrían entre 200 y 210 legisladores, la ultraderecha se haría con 15 a 25 y el Partido SocialisTa, que actualmente tiene la mayoía caería a entre 28 y 43.