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Torpedo republicano a Los Republicanos

Macron se apoya en un cabeza de fila del gaullismo liberal para intentar la voladura de la derecha

Torpedo republicano a Los Republicanos

Apenas cinco segundos bastaron ayer al nuevo secretario general del Elíseo, el tecnócrata Alexis Kohler -de joven, socialista moderado-, para anunciar el primer torpedo del recién investido presidente Macron -tecnócrata y, de joven, socialista moderado- contra las filas conservadoras galas: el nombramiento como primer ministro del gaullista liberal Edouard Philippe, también tecnócrata y, de joven, socialista moderado. Philippe, que hoy hará público su esperado Gobierno, había sonado con fuerza todo el fin de semana, así que la única sorpresa fue que Macron tuvo en vilo a la opinión pública hasta casi las tres de la tarde.

La elección de este representante de la derecha liberal para encabezar el Ejecutivo hasta las legislativas de junio cumple, claro, la promesa de remozar con rostros "nuevos" y "jóvenes" la primera fila de la política gala. Pero, más allá del márketing, responde a tres requisitos esenciales para el despegue del proyecto con el que Macron persigue una amplia sacudida liberal que saque a Francia de dos décadas de letargo.

En primer lugar, Macron necesita edificar en torno a su embrionario partido (La República en Marcha, REM) un amplio bloque transversal que aglutine a liberales de derechas, centristas y socioliberales. Puesto que él mismo ya representa a esta última corriente, el cargo de primer ministro debía recaer en la derecha. En segundo lugar, la elección satisface a los centristas, recelosos de que en el nuevo conglomerado los tránsfugas del socialismo tengan un peso excesivo. En tercer lugar, y esto es lo más importante, Philippe es la cuña escogida para abrir una vía de agua en la derecha (Los Republicanos, LR) e impedir que conforme en los comicios de junio un bloque sólido que, tomando las riendas del Parlamento y el Gobierno, deje a Macron paralizado en el dique seco de la cohabitación.

Philippe es uno de los puntales del ex primer ministro e histórico neogaullista liberal Alain Juppé, derrotado en las primarias republicanas por el luego naufragado Fillon, aliado, por cierto, del expresidente Sarkozy, quien odia a muerte al nuevo "premier". En la primera vuelta, Juppé se hizo con un 28,6% del voto, porcentaje que subió hasta el 33,5% en la segunda. De modo que es ese tercio del gaullismo el que Macron, a través de Philippe, pretende incorporar a su proyecto, probablemente más por vía de alianza que por una absorción directa.

Para ello cuenta, además, con dos bazas extra: por un lado, el Gobierno que se haga público hoy incluirá sin duda a más gaullista liberales con capacidad de arrastre. Por otro, REM tiene aún sin cubrir en sus listas unos 65 puestos que están disponibles para tránsfugas o para dejarlos en blanco y no concurrir en las circunscripciones -en Francia son unipersonales- donde se presente un aliado. La ofensiva relámpago del tecnócrata que se forjó en las sombras continúa.

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