"No fue algo inocente", dijo ayer el presidente francés, Emmanuel Macron, para referirse al largo y fuerte apretón de manos que se dio con su homólogo estadounidense, Donald Trump, el pasado jueves en la cumbre de la OTAN en Bruselas, uno de los gestos más comentados de la gira del magnate por Oriente Medio y Europa, junto con el manotazo al primer ministro montenegrino, Dusko Markovic, para colocarse en primera fila para posar ante las cámaras. "Fue una forma de mostrar que no vamos a hacer pequeñas concesiones, aunque sean simbólicas, aunque tampoco hay que exagerar su importancia", explicó Macron.