La primera ministra británica, la conservadora Theresa May, se retó ayer ante los Comunes a negociar un "Brexit" con Bruselas que "funcione para todo el Reino Unido" y que "cuente con el máximo apoyo ciudadano". Sin embargo, puntualizó, el acuerdo deberá "reflejar el resultado del referéndum" del 23 de junio de 2016, cuando un 52% de los británicos votó por salir de la UE.

El reconocimiento, por parte de May, de que el acuerdo necesita el mayor respaldo popular posible fue interpretado como una nueva señal de que la "premier", que perdió la mayoría absoluta en las elecciones del pasado día 8, renuncia al "Brexit" duro que preconizaba cuando los sondeos le auguraban una victoria aplastante en las urnas.

Horas antes, y como manda la tradición, la reina Isabel II leyó en la Cámara de los Lores el programa legislativa de May en el llamado "discurso de la reina", que inaugura el curso parlamentario, que, por decisión del Ejecutivo, esta vez durará dos años, para que los diputados tengan tiempo de aprobar el ambicioso y complejo programa legislativo que supone el divorcio de la UE. Las negociaciones con Bruselas deberían acabar, si todo va bien, en marzo de 2019.

Mientras, los "tories" negocian contra el reloj un acuerdo con los unionistas del Ulster (DUP) para garantizarse la estabilidad en los Comunes y, en primer lugar, el programa presentado por la reina.