Dos defecciones más de las que podían permitirse los republicanos en el Senado dieron al traste el lunes por la noche con la contrarreforma sanitaria impulsada personalmente por Donald Trump. El presidente de EE UU tiró la toalla y pidió a sus correligionarios que deroguen la ley que hizo aprobar Barack Obama en 2010, un asunto del que el magnate hizo bandera en la campaña electoral. Pero ni con ésas: los republicanos no se ponen de acuerdo ni para acabar con la legislación que despectivamente llaman el "Obamacare" y empezar a trabajar desde cero en un nuevo plan de salud, tal como el mandatario les sugirió en un tuit.

Con la ajustada aritmética del Senado (52-48), los republicanos sólo podían permitirse dos deserciones; pero con los "noes" de Jerry Moran y Mike Lee, sumados a los de Rand Paul y Susan Collins, la aprobación era imposible. El líder de la mayoría conservadora, Mitch McConnell, anunció que desistía de someter a votación el proyecto. Sin embargo, para salvar la situación, se sacó de la manga otro que sí consiguió la luz verde de la Cámara alta en 2015, aunque fue vetado por Obama. El plan era derogar el "Obamacare" y darse un plazo de dos años para pactar un nuevo proyecto alternativo. Tampoco.

El plan sanitario de Trump no sale adelante porque cuatro senadores republicanos lo consideran demasiado blando y próximo al de Obama. Y la alternativa propuesta in extremis por McConnell no satisface a los senadores más moderados, que han visto crecer de forma exponencial en sus estados el acceso a la salud gracias al "Obamacare"

El desconcierto del partido del elefante es completo, y después de ver cómo decaían ambos proyectos legislativos, Trump tiró ayer la toalla. "Creo que probablemente estamos en la posición en la que dejaremos que el 'Obamacare' fracase, no nos vamos a responsabilizar, no me voy a responsabilizar", avisó el magnate al ser interrogado por los medios en la Casa Blanca. "Dejaremos que el 'Obamacare' fracase y luego los demócratas vendrán a nosotros", agregó, exponiendo más un deseo que una realidad.

Por otra parte, el Gobierno norteamericano anunció la imposición de sanciones contra 18 individuos y entidades iraníes, un día después de haber certificado ante el Congreso que Irán sigue cumpliendo con las condiciones del acuerdo que suscribió con otras seis potencias en 2015 para limitar su programa nuclear.

Los departamentos del Tesoro y de Estado informaron de las nuevas sanciones, relacionadas con el programa de misiles balísticos de Irán -no con el atómico-, el apoyo militar a la Guardia Revolucionaria y la vinculación con una organización criminal trasnacional.

El Gobierno de EE UU seguirá "centrándose agresivamente en la actividad maligna de Irán, incluyendo su apoyo estatal en curso al terrorismo, su programa de misiles balísticos y los abusos de derechos humanos", subrayó en un comunicado el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin.