Corea del Norte realizó ayer una nueva prueba armamentística con el lanzamiento de otro misil intercontinental, tal y como confirmó el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Es el segundo lanzamiento de estas características por parte de Pyongyang tras una prueba exitosa el 4 de julio pasado.

Según Washington, el misil, teóricamente capaz de alcanzar Estados Unidos, recorrió unos 1.000 kilómetros hasta caer en el mar de Japón. El Gobierno nipón declaró que el proyectil impactó en aguas de su zona económica exclusiva al oeste de la isla de Hokkaido, sin causar daños.

El ensayo armamentístico norcoreano también fue detectado por Corea del Sur, lo que llevó al Gobierno del presidente Moon Jae-in a solicitar a Washington el despliegue de nuevas unidades de defensa antimisiles en el país. Ambos gobiernos comenzaron a discutir posibles respuestas en el ámbito militar.

Este nuevo desafío de Pyongyang se produce un día después de que el Congreso de EE UU diera luz verde a un nuevo paquete de sanciones contra Corea del Norte, Irán y Rusia, que aún está pendiente de la firma del presidente, Donald Trump. Aunque el Pentágono declaró que el proyectil "no supuso una amenaza para Norteamérica", un portavoz reiteró el compromiso de Washington con la defensa de sus aliados "incluidos Corea del Sur y Japón" ante estas amenazas, y aseguró que EE UU está preparada para responder ante "cualquier ataque o provocación".

Naciones Unidas instó a las partes implicadas en el conflicto coreano a llevar a cabo esfuerzos para reducir tensiones y tratar de reiniciar conversaciones para resolverlo de forma pacífica. La Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Federica Mogherini,denuncia que la nueva prueba balística "constituye una violación flagrante" de las obligaciones norcoreanas.