El presidente de EE UU, Donald Trump, intentó ayer lanzar un mensaje tranquilizador a quienes le acusan de querer obstruir la investigación de la trama rusa. Trump aseguró que no tiene la menor intención de destituir a Robert Mueller, el fiscal especial que dirige la investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016 y la colusión entre el equipo de campaña de Trump y el Kremlin.

"Ni siquiera lo he pensado", afirmó Trump tras una reunión con su equipo de seguridad sobre la crisis de Corea celebrada en su retiro vacacional de Bedminster (Nueva Jersey). Trump aseguró que está cooperando con Mueller, quien la semana pasada creó un gran jurado, lo que le permitirá interrogar bajo juramento, imputar a individuos y solicitar una amplia gama de documentos. Mueller también está detrás del registro practicado a finales de julio por el FBI en el domicilio del exdirector de campaña de Trump Paul Manafort, otro de los investigados por la trama rusa.