Los sindicatos franceses lanzaron ayer su primer desafío a la reforma laboral puesta en marcha por el Gobierno del presidente Macron. Una primera tentativa marcada por la presencia de decenas de miles de personas en las calles -225.000, según el Ejecutivo; casi 500.000 para la CGT, el principal sindicato organizador-, perturbaciones en el transporte aéreo y ferroviario, episodios violentos en París, Nantes, Marsella y otras ciudades -saldados con algunos heridos y detenidos- y el colapso del tráfico en el centro de París por la mañana, a causa de los bloqueos impuestos por feriantes con sus enormes remolques.

La desunión sindical, cultivada con celo por Macron durante el verano, fue la causa de que la primera lanza contra la reforma no haya resultado concluyente. De hecho, la movilización fue convocada por el segundo sindicato del país, mientras que el primero, la CFDT, e mantuvo al margen, al igual que Force Ouvrière (FO), cuya presencia es notable en la función pública. No obstante, fueron numerosos los militantes de estas centrales que se sumaron a las protestas.

Se espera que la próxima jornada de huelgas y manifestaciones prevista para el día 21, tenga un impacto mayor en las calles y en la actividad productiva, ya que gozará de carácter más unitario. Esta segunda jornada se celebrará la víspera de que el Gobierno publique los cinco decretos que sustanciarán la reforma del mercado laboral. Dos días más tarde, el 23, será el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa, quien encabece una protesta de marcado carácter político.

Ayer, la satisfacción era evidente en las filas gubernamentales, que estimaban haber librado el obstáculo con relativa facilidad. De hecho, Macron contraprogramó la jornada desplazándose a las Antillas para comprobar sobre el terreno los efectos devastadores del huracán "Irma", defenderse de la insuficiencia de las medidas de previsión adoptadas y anunciar ayudas para los afectados.

Macron, que ha sufrido la pérdida de popularidad más veloz de un presidente francés de la V República desde que hay registros -actualmente ronda el 30 por ciento de apoyo-, ha tenido que hacer frente a duras críticas políticas, ciudadanas y mediáticas en los últimos días por afirmar que sólo los "holgazanes, los cínicos y los extremistas" se oponen a sus reformas. No obstante, lejos de dar marcha atrás, el lunes se reafirmó en sus declaraciones.

Macron se apresta a acometer por decreto su reforma laboral, tras haber aprobado la Asamblea antes del verano el marco legal en el que se inscribirán esas directivas gubernamentales. Los principales puntos de la reforma son la fijación de topes a las indemnizaciones por despido improcedente, la primacía de los convenios de empresa sobre los de sector, la simplificación de los despidos por motivos económicos y la legalización de los "planes sociales" para abordar reducciones colectivas y voluntarias de las plantillas.