El presidente de EE UU, Donald Trump, puso ayer fin a su gira asiática y se encontró con una país en el que siguen vivas las investigaciones de la trama rusa, la supuesta colaboración de su equipo de campaña con Rusia para perjudicar a su rival, la demócrata Clinton. La actividad estuvo ayer protagonizada por el fiscal general, Jeff Sessions, y por el primogénito de Trump, Donald junior.

Trump junior reconoció el lunes por la noche (madrugada de ayer en España) que intercambió tuits con Wikileaks, desde septiembre de 2016, semanas antes de las elecciones, hasta el pasado julio. En septiembre, la agencia de filtraciones de Julian Assange, cuya alineación con Rusia era innegable, ya había filtrado documentos robados de los servidores del Comité Nacional Demócrata.

En los mensajes, a los que Trump jr. apenas responde, Wikileaks le urge a difundir los documentos "hackeados" y le propone ideas como no reconocer los resultados de los comicios en el caso de que los gane Clinton. Según medios estadounidenses, el hijo de Trump habría compartido estos mensajes con los congresistas, antes de decidirse a hacerlos públicos al saber que están en posesión de la publicación "The Atlantic". Trump jr. acusa a los congresistas de haber filtrado los mensajes.

En uno de ellos, Trump jr. se interesa por rumores de una nueva filtración por Wikileaks de documentos sobre Clinton: "¿Qué hay detrás de los rumores sobre una filtración este próximo miércoles?" A ese mensaje del 3 de octubre Wikileaks responde el día 12: "Hola Donald, que bueno verte a ti y a tu padre hablando sobre nuestras publicaciones". En ese mismo mensaje, Wikileaks "aconsejaba" que Trump (padre) incluyese en sus tuits un enlace con los documentos pirateados al jefe de campaña de Clinton, John Podesta.

A los pocos minutos de recibir este mensaje, el entonces candidato Trump criticaba la poca repercusión en medios estadounidenses de "la increíble información proporcionada por Wikileaks". Dos días después, Trump jr. compartió con sus seguidores en Twitter el enlace que Wikileaks le había proporcionado. Durante la campaña, el equipo de Trump, incluido su actual vicepresidente, Mike Pence, negó contacto alguno con Wikileaks.

Trump jr. ya fue protagonista de otro escándalo el pasado julio cuando se supo que, también durante la campaña, se había reunido, en unión de otros miembros de la campaña, con una abogada rusa que prometía información dañina contra Clinton.

El otro pilar de las revelaciones de ayer sobre la trama rusa fue el fiscal general, Jeff Sessions, quien por otra parte pidió al departamento de Justicia que nombre un fiscal especial para investigar posibles irregularidades de la Fundación Clinton.

Sessions compareció ayer ante la comisión de Justicia de la Cámara y, contradiciendo declaraciones de enero ante el Senado, durante sus sesiones de confirmación, admitió que en marzo de 2016 participó en una reunión de campaña en la que se habló de Rusia y en la que también participaba el asesor de política exterior George Papadopoulos. Con todo, Sessions matizó no tener "un claro recuerdo" de lo que se habló.

La rectificación de Sessions llega después de que, a finales del pasado octubre, el fiscal especial que investiga la trama, Robert Mueller, anunciara que Papadopoulos está colaborando con la justicia y ha reconocido sus contactos con agentes rusos. De hecho, Papadopoulos ha afirmado a la justicia que en esa reunión propuso un encuentro entre Trump y Putin. Una fuente conocedora del encuentro ha afirmado que Sessions rechazó la idea de Papadopoulos.