La canciller alemana, Angela Merkel, apuraba anoche las últimas horas del plazo establecido para alcanzar un acuerdo de mínimos que, la semana que viene, permita iniciar la negociación de un programa para un gobierno de coalición entre su partido (CDU), sus socios bávaros (CSU), los liberales (FPD) y Los Verdes.

Merkel se mostró confiada en lograr ese entendimiento preliminar, aunque admitió que es "tarea difícil" teniendo en cuenta las "serias diferencias" existentes entre las partes, especialmente notorias entre la CSU y Los Verdes, algunas de cuyas propuestas han sido calificadas de "estupideces" por los bávaros.

Tras las elecciones de finales de septiembre, los cuatro partidos comenzaron a negociar una posible coalición a mediados de octubre y acordaron consensuar para hoy, viernes, un acuerdo de mínimos, que deberá ser ratificado por las direcciones de los respectivos partidos antes de comenzar las negociaciones formales del programa de Gobierno. De no alcanzarse el acuerdo previo, Alemania deberá acudir de nuevo a las urnas, una situación sin precedentes en la historia de la República Federal, fundada en 1949.

Las discrepancias son notables en materias que van de la acogida de refugiados y el derecho a la reagrupación familiar, al medio ambiente -ámbito clásico de Los Verdes-, el transporte -donde la CSU bávara quiere imprimir su sello- o la política fiscal, con los liberales aspirando a ocupar el ministerio de Finanzas para no verse traicionados en sus propuestas fiscales, como consideran que lo fueron cuando gobernaron en coalición con la canciller entre 2009 y 2013. Merkel aventuró por la tarde que la negociación para formar la "coalición Jamaica" -por los colores de las formaciones, coincidentes con los de la bandera de ese país- sería muy larga.