Los demócratas han dejado reducida a tan sólo dos escaños la ventaja que les llevan los republicanos en el Senado de EE UU (51 a 49), tras imponerse por sorpresa su candidato, Doug Jones, al ultraconservador Roy Moore en las elecciones del martes en Alabama. Moore, que se desplazó a votar a caballo, fue acusado de abuso sexual por ocho mujeres durante la campaña electoral, lo que no impidió que el presidente Trump le prestara pleno apoyo.

La victoria demócrata sobre el candidato de Trump es la primera del partido del burro en ese Estado en los últimos 27 años. Hace un año, Trump ganó las presidenciales en Alabama por casi 28 puntos sobre la demócrata Hillary Clinton. Ahora, y dado que son varios los senadores republicanos que hacen gala de un claro distanciamiento respecto a Trump, el presidente tendrá aún más difícil lograr el apoyo del Senado a sus iniciativas.

De hecho, esas discrepancias ya han impedido a Trump derogar el "Obamacare" (la reforma sanitaria de Obama) y han obligado al vicepresidente, Mike Pence, a personarse en el Senado en seis ocasiones para, con su voto de calidad como presidente de la Cámara, deshacer sendos empates a cincuenta votos.

Con el 100% de las papeletas escrutadas, Jones, de 63 años, que fue fiscal de la administración de Bill Clinton entre 1997 y 2001, obtuvo el 49,9% de los votos (671.151), frente al 48,4% que cosechó Moore (650.436), de 70 años. Una diferencia de 20.715 papeletas que otorga a los demócratas el escaño que dejó libre Jeff Sessions en enero al ser nombrado para el puesto de Fiscal General. El derrotado Moore obtuvo por sorpresa su nominación en las primarias republicanas, al imponerse al favorito, Luther Strange, que por entonces lo era también de Trump y que había sucedido de modo provisional a Sessions.

Las acusaciones de acoso sexual llegaron una vez que Moore estaba ya en campaña y se refieren a hechos supuestamente ocurridos en la década de 1970, cuando algunas de las denunciantes eran menores de edad. Pero respaldado por el ultraderechista exjefe de estrategia de la Casa Blanca Steve Bannon, Moore decidió no renunciar a la lid, pese a que las acusaciones le llegaron en momentos en los que las acusaciones de abuso sexual sacudían Hollywood y el Congreso, dando al traste con la carrera de casi medio centenar de productores, congresistas, actores y periodistas.

Pese a todo, Moore, expulsado hace años del Supremo de Alabama por incumplir resoluciones judiciales, confió en que sus soflamas ultraconservadoras, que agitan la penalización de la homosexualidad o una interpretación bíblica de la Constitución, serían credenciales firmes para ganar. Pero los demócratas, que le vieron los flancos débiles, echaron el resto en unas elecciones a las que en principio no debían prestar demasiada atención y lograron movilizar a su favor el voto urbano y el voto negro.

Tras conocer la derrota de su patrocinado, Trump intentó de inmediato marcar distancias con él, recordando que en un principio había apoyado a Luther Strange, porque pensaba que Moore nunca ganaría. "¡Tenía razón!", exclamó como cierre a uno de sus habituales tuits de madrugada.