Los investigadores no han podido esclarecer hoy las causas por las cuales un autobús escolar fue arrollado ayer por un tren regional cerca de Perpiñán, al sureste de Francia, provocando la muerte de cinco menores, lo que ha abierto la puerta a la controversia.

Todos los focos están centrados en el paso a nivel con barreras del municipio de Millas en el que tuvo lugar la colisión a las 16.03 horas, poco después de que 23 alumnos del colegio Christian-Bourquin de esa localidad acabaran sus clases y montaran en el autobús que les conducía a su pueblo, Saint-Féliu-d'Avall.

El vehículo fue arrollado por un tren regional, que lo partió en dos, provocando heridas a todos sus ocupantes. Cuatro murieron ayer y un quinto, un niño de 11 años, falleció hoy a causa de las heridas.

Mientras que la empresa de autobuses sostiene, apoyándose en el testimonio de la conductora del mismo, que las barreras del paso a nivel estaban subidas y los indicadores de cierre apagados, la empresa nacional de ferrocarriles SNCF baraja testimonios que apuntan lo contrario.

El fiscal de Marsella, Xavier Tarabeux, que se hizo cargo de las pesquisas, aseguró que no ha podido interrogar a la conductora y que, por el momento, la investigación no es concluyente.

Sin embargo, afirmó haber interrogado a 14 testigos de la escena y, aunque no todos cuentan lo mismo, la mayoría apunta que las barreras estaban bajadas.

El fiscal aseguró que todavía no ha podido hablar con la conductora, algo que espera hacer cuando su estado de salud mejore, pero señaló que la velocidad del autobús no era elevada y que dio negativo en el test de alcoholemia.

En cuanto al tren, Tarabeux aseguró que circulaba a 75 kilómetros por hora en un tramo en el que la velocidad máxima es de 100 kilómetros hora, y que los dos operarios que lo conducían, uno de ellos en pruebas, dieron también negativo en los test de alcohol y drogas.

El fiscal no tuvo en cuenta las palabras del gerente de la empresa de autobuses, Christian Faur, que previamente había dicho a los periodistas que la conductora estaba convencida de que la barrera no estaba bajada, por lo que entró en el paso a nivel sin sospechar que podía llegar el tren.

Faur indicó que la chófer, que calificó de experimentada y buena conocedora de la ruta, que hacía cada día, incluida la travesía del paso a nivel ferroviario, estaba "lúcida" cuando ayer pudo hablar con ella.

Según su relato, la chófer aseguró que pudo atravesar sin problemas el paso a nivel porque la barrera estaba levantada y la señalización luminosa de cierre apagada.

Faur pedía explicaciones a la SNCF que, tras sus declaraciones, emitía un comunicado crítico con el gerente de la empresa de autobuses y pedía respeto por la investigación.

"Sus acusaciones están formuladas sin ningún elemento tangible de prueba y tienen un objetivo puramente polémico", indicó la SNCF.

La empresa pública de autobuses ha venido desvelando testimonios que apuntan que las barreras estaban bajadas, lo que va en el mismo sentido de lo apuntado por el fiscal.

Pero, por el momento, los investigadores no han podido determinar cómo entró en el cruce el autobús si las barreras estaban bajadas.