Las autoridades ucranianas y los separatistas prorrusos del este del país realizaron ayer el mayor canje de prisioneros en casi cuatro años de guerra y después de casi 10.000 muertos desde abril de 2014.

El intercambio, que podría alcanzar las 380 personas, es fruto de largas negociaciones entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo ucraniano, Petro Poroshenko, con la mediación de Cirilo, patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa.

En total, los separatistas deberían haber entregar a Kiev a 74 prisioneros ucranianos en manos de las dos repúblicas autoproclamadas, la de Lugansk y la de Donetsk, a cambio de 306 personas prisioneras de las autoridades ucranianas. Pero la cantidad final podría ser inferior a un intercambio anterior, en diciembre de 2014 (367 liberados). La prensa dio cuenta del rechazo de algunos prisioneros de ambos lados a cambiar de bando.

Esta operación, un primer intercambio de prisioneros en 15 meses, se lleva a cabo en la línea de frente cerca de Gorlivka, a unos 40 kilómetros de Donetsk. Un primer grupo de 16 prisioneros ucranianos llegó en autobús al territorio controlado por Kiev, según un periodista de la AFP presente en el lugar.

Se trata de prisioneros capturados por la república autoproclamada en Lugansk, uno de los bastiones de los separatistas en el este de Ucrania. Los rebeldes de Lugansk recibieron a cambio a 73 personas detenidas por Kiev.

Las partes han acordado una tregua por Navidad, pero la tensión creció en los últimos días entre Moscú y Washington, después de que EE UU anunciara que suministrará armas a Kiev para que defienda su soberanía y el Kremlin contestara que eso significa "cruzar la línea".