El presidente búlgaro, Rumen Radev, vetó ayer una ley anticorrupción exigida por la Comisión Europea, alegando que resulta insuficiente para estar en condiciones de dar resultados. La ley "no sólo no crea una base normativa adecuada sino que pone obstáculos a la lucha contra la corrupción", según los motivos esgrimidos por el presidente, publicados un día después de que Bulgaria asuma la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea.

Según la ONG Transparencia Internacional, Bulgaria, el país más pobre de la Unión, figura como el estado miembro de la UE que es percibido como el más corrupto. Bruselas considera insuficientes los avances del país en ese campo.