EE UU puso ayer punto final al Estatuto de Protección Temporaria (TPS, por sus siglas en inglés) del que gozan unos 200.000 salvadoreños, que ahora tienen 18 meses para encontrar una forma de regularizar su situación o bien optar por abandonar el país.

El TPS para los salvadoreños fue decretado por EE UU después del terremoto que sufrió el país centroamericano en 2001, pero la decisión de la secretaría de Seguridad Interior considera que ya hay condiciones para que El Salvador reciba de vuelta a estas personas.

El Gobierno salvadoreño respondió con prudencia, poniendo menos el acento en la amenaza de deportación y más en la prórroga de 18 meses. En una nota, el Ejecutivo de Salvador Sánchez Cerén agradeció a EE UU "un anuncio que reafirma los fuertes lazos de amistad y de cooperación que mantienen ambos países como socios históricos". La iniciativa abre un escenario de enorme incertidumbre para decenas de miles familias salvadoreñas que, siendo beneficiarias del TPS, tuvieron hijos en EE UU que ahora son ciudadanos estadounidenses.