El gobierno francés abandonó ayer un proyecto de construcción de un aeropuerto que, tras más de medio siglo de resistencia, se había convertido en un símbolo de las luchas medioambientales en Francia. La decisión pone fin a años de ásperos debates sobre un proyecto que nació en 1965, pero aún queda pendiente la evacuación de varias centenares de activistas y agricultores que ocupan desde hace largo tiempo el emplazamiento donde tenía que ser construido el aeródromo. El primer ministro, Édouard Philippe, anunció su voluntad de "restablecer rápidamente el Estado de derecho en la zona".