Francia "vería bien" que Reino Unido cambiara de opinión sobre el Brexit y decidiera permanecer en la Unión Europea, según ha revelado este miércoles un asesor del presidente galo, Emmanuel Macron, que el viernes se reunirá con la canciller alemana, Angela Merkel, para abordar precisamente este tema.

"Si mañana o pasado mañana Reino Unido decide cambiar de opinión, está claro que nosotros lo veríamos bien", ha dicho el asesor presidencial. "Pero no depende de nosotros decir si Reino Unido quiere cambiar de opinión", ha remachado.

En la misma línea se ha pronunciado este miércoles el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que se ha mostrado dispuesto a "tender la mano" a Reino Unido para que siga siendo parte de la Unión Europea. Juncker ha aclarado que revertir el Brexit es posible, bien frenándolo, bien con un eventual "reingreso".

Los pronunciamientos coinciden con la visita de Macron a Reino Unido. La primera ministra británica Theresa May y el presidente francés firmaron este jueves un nuevo tratado bilateral para controlar la inmigración en su frontera común, el primero desde la decisión británica de abandonar la UE.

Ambos países renovaron su compromiso de mantener en Francia los controles fronterizos británicos para quienes quieren ir al Reino Unido, en virtud del anterior acuerdo, de 2004, y decidieron "medidas adicionales beneficiosas para ambos países", dijo May en la conferencia de prensa conjunta que puso fin a la cumbre franco-británica celebrada en la Real Academia Militar de Sandhurst, 50 km al sudoeste de Londres.

Se trata de la primera cumbre tras la decisión británica de abandonar la Unión Europea, en el referéndum de junio de 2016, y se observa como un termómetro de lo que serán las relaciones entre ambas naciones tras el Brexit.

Macron dijo que la salida británica de la UE, que se espera en marzo de 2019, no debe impactar en una relación "anclada en vínculos humanos muy fuertes", citando por ejemplo el centenario, en 2018, del fin de la I Guerra Mundial, en que ambos países fueron aliados.

El nuevo acuerdo migratorio bilateral, al que Macron se refirió como el Tratado de Sandhurst, pretende "reforzar la gestión conjunta de nuestra frontera común con un trato mejor para los menores no acompañados solicitantes de asilo", según el comunicado publicado al final de la reunión.

Asimismo, en virtud del mismo, Londres pagará 50 millones de euros más para reforzar las medidas de seguridad en Calais, en el puerto del norte de Francia, donde convergen miles y miles de inmigrantes irregulares y refugiados -entre ellos muchos menores solos-, sirios, afganos, y eritreos, mayoritariamente, que anhelan cruzar el canal de la Mancha y dar el salto al Reino Unido.