Los milicias kurdas de Siria (YPG) pidieron ayer apoyo a sus aliados estadounidenses para hacer frente a la ofensiva terrestre y aérea de Turquía contra la región de Afrin, en el norte del país, que entró en su tercer día. Las YPG, que junto a milicias árabes forman las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), invocaron la responsabilidad de la coalición liderada por EE UU en la lucha contra el Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), al estimar que la ofensiva turca beneficia al yihadismo. El ISIS ha sido expulsado de sus principales bastiones en Siria e Irak pero, según los kurdos, conserva "una fuerza significativa".

Turquía teme que las milicias kurdas sirias erijan un embrión de un Kurdistán independiente, que se anexione territorios turcos. En su ofensiva, Ankara se apoya en 25.000 efectivos del Ejército Libre Sirio (ELS, brazo armado de los rebeldes no yihadistas que se oponen al dictador Asad).

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró ayer que "no dará marcha atrás" en la ofensiva, que, precisó, tiene el acuerdo de Rusia, que controla el espacio aéreo del norte sirio. Erdogan mostró su malestar con EE UU -aliado suyo en la OTAN, aunque muy distanciado desde el golpe de 2015 contra el líder turco- por pedirle fecha para el final de la ofensiva. "Nos dicen que la duración debe ser limitada. ¿Cómo se atreven? Nos iremos cuando el trabajo esté terminado, no vamos a quedarnos", explicó Erdogan, quien recordó a EE UU su presencia en Afganistán e Irak desde 2001 y 2003.