El vicepresidente de EE UU, Mike Pence, de viaje por Oriente Medio, protagonizó ayer un polémico discurso en la Knesset, el Parlamento israelí. Pence anunció que Washington consumará el traslado de su Embajada a Jerusalén antes de finales de 2019, en una alocución que provocó un serio incidente con los diputados del bloque árabe. Los electos trataron de boicotear el discurso y fueron expulsados de la cámara por los servicios de seguridad.

"Jerusalén es la capital de Israel y, como tal, el presidente Trump ha dado instrucciones al departamento de Estado para que inicie inmediatamente los preparativos para trasladar la Embajada de EE UU a Jerusalén. La Embajada abrirá antes de finales del año próximo" dijo Pence, entre aplausos de los diputados judíos.

En su discurso, Pence subrayó que EE UU insta a los dirigentes palestinos a regresar a la mesa de negociaciones. Sin embargo, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha dado por roto un diálogo que lleva varios años estancado, al considerar que el reconocimiento de la capitalidad de Jerusalén por Trump, el pasado seis de diciembre, dinamita en la práctica la posibilidad de un Estado palestino.

Mientras Pence hablaba en la Knesset, el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, viajaba a Bruselas, donde instó a la UE a reconocer "rápidamente" un Estado palestino independiente, para paliar el efecto de la decisión de Trump. Abbas, que almorzó con la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, subrayó su convencimiento de que "no hay contradicción entre el reconocimiento (del Estado palestino) y la reanudación de las negociaciones", y defendió que reconocer a Palestina "abriría la puerta a la paz". Sin embargo, la posición de la UE se mantiene: el reconocimiento sólo vendrá tras un acuerdo de paz.