Apenas unas pocas horas después de que el presidente de EE UU, Donald Trump, dirigiera al Congreso un más que previsible discurso sobre el Estado de la Unión, la atención de los focos estadounidenses ya estaba situada en otros escenarios. En concreto en un polémico informe confidencial que sostiene que el FBI, la policía federal dependiente del departamento de Justicia, espió la campaña electoral del mandatario. El departamento de Justicia fue el que nombró al fiscal especial, Robert Mueller, encargado de investigar la trama rusa, quien tras imputar a cuatro personas del entorno de Trump quiere ahora interrogar al propio presidente.

La atención de las cámaras quedó de hecho capturada, nada más acabar el magnate su discurso, por unas imágenes de Trump en las que asegura a un legislador republicano que es 100% partidario de que se publique el informe. El problema es que tanto el departamento de Justicia como el FBI se oponen firmemente a la divulgación del memorando, por considerar que incluye información altamente sensible sobre operaciones de contrainteligencia de EE UU. Los legisladores demócratas, en la oposición, también se niegan por considerar que la publicación del documento pretende desacreditar las investigaciones del fiscal especial, ya que la selección de documentos que incluye está orientada, estiman, a minar el prestigio de Mueller.

Sin embargo, los republicanos, que controlan las dos cámaras del Congreso, votaron el lunes a favor de hacer público el documento, redactado por Devin Nunes, presidente de la comisión de inteligencia de la Cámara de Representantes y cercano a Trump.

El mandatario tiene hasta el fin de semana próximo para decidir si el texto debe permanecer o no en secreto por contener información que podría comprometer la seguridad nacional. Horas antes de divulgarse los comentarios hechos por Trump en el Capitolio, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, emitió un comunicado descartando por el momento planes presidenciales de difundir el texto. Sin embargo, tras el discurso, el jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, expresó su previsión de que el documento se haga público "bastante rápido",

El FBI, por su parte, ha manifestado su preocupación por la falta de precisión del documento y el poco tiempo que ha tenido para revisarlo, en un insólito comunicado que supone, en términos políticos, el primer pulso público entre el actual director de la agencia, Christopher Wray, y Trump.

En cuanto al discurso sobre el Estado de la Unión pronunciado por Trump, al margen de su tono propagandístico, tuvo su meollo en el llamamiento presidencial a que el Congreso alcance cuanto antes un acuerdo sobre una reforma migratoria que permita aprobar los Presupuestos e impida un nuevo cierre administrativo cuando el próximo 8 de febrero venza la actual prórroga presupuestaria. El Gobierno ya sufrió un cierre entre el 20 y el 22 de enero.

Trump, que incluyó obviedades como que el campo de internamiento de Guantánamo seguirá abierto, y exageraciones como que su rebaja fiscal es la mayor de la historia de EE UU quiso pronunciar un discurso conciliador que, sin embargo, acabó convirtiendo en elemento de confrontación por su agresiva retórica. Así, afirmó tender una mano a los demócratas y les pidió unidad, pero fue muy duro al calificar a los inmigrantes, como cuando aseguró que "durante décadas, las fronteras abiertas han permitido que las drogas y las pandillas crezcan en nuestras comunidades más vulnerables".