El presidente de Francia, el socioliberal Emmanuel Macron, inició ayer una visita de dos días a Córcega, apenas dos meses después de que una coalición de independentistas y autonomistas se hiciera con dos tercios de los escaños en las elecciones regionales. Córcega goza de un estatus especial que está lejos, sin embargo, de la autonomía, desconocida en la Francia metropolitana.

Macron, que esta tarde expondrá sus planes para la isla, ha dado a entender desde diciembre que no tiene gran cosa que negociar con nacionalistas y autonomistas, pese a las veladas advertencias de estos de posibles estallidos de violencia en caso de sordera presidencial. Ayer mismo, a su llegada a la isla, descartó de plano la concesión de una amnistía a los presos del grupo terrorista FNLC, que abandonó las armas en 2014.

La amnistía es una de las reivindicaciones de los ganadores de las elecciones, junto a la creación de un estatuto de residente, exenciones fiscales por insularidad, el reconocimiento de la identidad corsa y la oficialidad de la lengua insular.

El primer acto de Macron en Córcega fue rendir homenaje a la memoria del prefecto (delegado del Gobierno), Claude Erignac, asesinado hace veinte años en Ajaccio, la capital. Tres terroristas cumplen condena por ese hecho.

El asesinato de Erignac "no se justifica, no se argumenta, no se explica", afirmó Macron ante una audiencia de unas trescientas personas. Macron calificó a Córcega como una "tierra de orgullo y dignidad" que ha quedado, precisó, "manchada" por ese asesinato. El presidente francés se felicitó de que la justicia gala actuase en su momento y adelantó que sus sentencias se cumplirán "sin amnesia y sin ningún tipo de amnistía".