La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, pasó ayer por la Conferencia de Seguridad de Múnich para urgir la negociación de un acuerdo de seguridad con la UE que, según sus cálculos, tiene que estar resuelto a finales de 2019, aunque muchos de sus aspectos no entren en vigor hasta el año siguiente.

La "premier" británica insistió en la "urgencia" de negociar un pacto privilegiado de seguridad entre el Reino Unido y la Unión tras el "Brexit", sin la cual, advirtió, la seguridad de los europeos estaría "en peligro". Para May, europeos y británicos "no pueden aplazar esta discusión" y deben "urgentemente elaborar un tratado para proteger a todos los ciudadanos europeos".

Esta estrategia parece muy similar a la que May siguió el año pasado para tratar de convencer a Bruselas de que negociara, a la vez, las condiciones de la salida del bloque y la futura relación comercial. No tuvo éxito y, como entonces, parece que tampoco va a tenerlo ahora.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, recomendó a May que aborde de manera separada las negociaciones económicas, comerciales en especial, sobre el "Brexit" y el futuro acuerdo de seguridad cuando se concrete la salida del país del bloque.

"Necesitamos una alianza de seguridad entre Reino Unido y la UE, pero no podemos mezclar esa cuestión con otras relacionadas con el 'Brexit'", dijo Juncker durante su comparecencia en la Conferencia de Seguridad de Múnich.

"No me gustaría poner en la misma cesta las consideraciones sobre política de seguridad y las consideraciones de política comercial. Entiendo por qué a algunos les gustaría hacer eso, pero no queremos", zanjó Juncker.

De su lado, Merkel reconoció el viernes que siente "curiosidad" por saber cómo ve Londres la futura relación bilateral con la UE. Pero que no se siente "frustrada" por la salida del Reino Unido. "Lo sentimos y queremos que las negociaciones sean lo más constructivas posible", aclaró.