Un total de 109 personas pasaron la noche arrestadas en comisaría por su presunta implicación en los altercados causados por los grupos de radicales que se infiltraron en la manifestación del 1 de mayo de París, anunció la Prefectura de Policía.

El ministro de Interior, Gérard Collomb, explicó, en una entrevista al canal "France 2" que los violentos, identificados como "black blocs", fueron "más numerosos" de lo que se había previsto, ya que mientras se esperaban entre 500 y 600, en realidad acudieron el doble "de toda Europa".

Collomb se defendió de las críticas desde la oposición -tanto de izquierdas como de derechas- por no haber controlado ese riesgo, que ya era conocido, al señalar que "no se puede detener a un cierto número de personas que llegan como civiles, se mezclan con la multitud y, de repente, se visten como 'black blocs'", ( como se conocen a los encapuchados que alientan la violencia en las manifestaciones).

Para el ministro las acciones violentas fueron "inadmisibles" y anunció que "para las próximas manifestaciones, habrá todavía más fuerzas del orden con la voluntad de separar totalmente a los manifestantes que quieren bronca".

El prefecto de policía de París, Michel Delpuech, explicó en otra entrevista a la emisora de radio "France Inter" que se habían movilizado más policías que el pasado año en la marcha del 1 de mayo y que resulta difícil prevenir estos acontecimientos porque Francia "es un país de libertad, y el derecho de manifestarse es una libertad pública".

Delpuech dijo que, más allá de los desperfectos materiales -varios comercios saqueados e incendiados, así como media docena de vehículos-, las consecuencias en términos de daños personales fueron "extremadamente ligeros", con un herido leve entre las fuerzas del orden y tres entre los manifestantes.

Desde Australia, donde se encontraba de viaje oficial, el presidente francés, Emmanuel Macron, realizó una condena firme de la violencia y señaló que "se hará todo lo posible para que sus autores sean identificados y respondan por sus actos".

"El 1 de mayo -añadió Macron- es el día de los trabajadores, no el día de los que destrozan. No puedo más que condenar con la mayor firmeza lo que ha ocurrido".