La primera ministra británica, Theresa May, se esforzó ayer por recuperar el control y proyectar una imagen de eficacia tras las críticas a su gestión y nuevas discrepancias con la UE en la negociación del "Brexit".

En declaraciones desde Canadá, donde asiste a la cumbre del G-7, May anunció que prevé reunir a sus ministros después del Consejo Europeo del 28 y el 29 de junio para concretar una propuesta de acuerdo de salida del Reino Unido de la UE.

May trata de retomar las riendas de su liderazgo tras unos recientes desacuerdos con el ministro para el "Brexit", David Davis, y ser criticada en una conversación privada por su ministro de Exteriores, Boris Johnson, partidario de un "Brexit" duro, que deseó ver más "agallas" en las negociaciones con Bruselas.

Futuro brillante

"Los británicos quieren que ejecutemos el 'Brexit' y estoy en ello, y haciendo exactamente eso, y lo hago porque hay un premio al final de todo esto, que es un futuro brillante para el Reino Unido en control de nuestras leyes, nuestro dinero y nuestras fronteras", declaró May en Canadá.

May reconoció que Johnson tiene opiniones fuertes pero añadió que ella "también", y recordó que "nadie dijo que esto iba a ser fácil".