A Josefina Argüelles todo el mundo la conoce como Güela Pepi, de Llanera a México pasando por Dubái. La abuela youtuber de 85 años, residente en la localidad llanerense de Fonciello, arrasa en redes sociales, con 140.000 seguidores en el canal de vídeos, 38.000 en Facebook y 22.000 en Instagram; triunfa con su primer libro de recetas titulado “Cocina y alma” y ya tiene una segunda obra en el horno para contar sus memorias. Todo un logro cocinado en pandemia, para no aburrirse porque “no puedo estar parada” y que la ha catapultado, tras una vida de calamidades, a un estrellato que no se hubiera imaginado. “Parezme que estaba escrito, pero todavía no me lo creo”, confiesa. La fama “le encanta, se desenvuelve fenomenal, las alucinadas somos nosotras”, asegura entre risas una de sus hijas, Mari Paz Rodríguez, que es la encargada de grabar los vídeos con los que su madre se ha convertido en toda una influencer de los fogones.

Volviendo al principio, todo empezó en pandemia, porque Güela Pepi es una mujer inquieta, que conducía su propio coche y no paraba en casa. “Cuando vino la peste y ya no pude salir más, pensamos en grabar las recetas para no aburrirme, y las pusimos en Internet, la primera fue la de los tortinos de maíz”, explica pizpireta. Además de los ingredientes y la elaboración de los platos (ya lleva 230 recetas) Josefina gusta de sazonar sus vídeos con anécdotas y detalles de su vida, porque “la gente necesita algo en lo que creer y algo con lo que distraerse, así que empecé a dar ánimo y a la gente empezó a gustarle”, razona.

Su vida no fue fácil. “Pasé mucha fame en la Cuenca, donde nací en el 36, en plena guerra y con mi madre viuda al mes de nacer yo”. Como ella misma bromea “fui vegetariana sin saberlo hasta los 14 años”; así de escasa andaba la despensa. Nunca fue a clase de cocina, sino que “compré algún libro y aprendí sobre todo con el boca a boca”, y de ese modo tuvo un estanco y un chigre en Lugones, y sacó adelante a dos hijas, Mari Paz y Mari Cruz tras quedar viuda. No fue fácil pero “a mi ya no se me pone nada por delante”, afirma rotunda, y de ahí que el éxito de su canal de cocina sea todo un bálsamo y un acicate para seguir adelante entre croquetas, arroz con leche, torrijas y bonito en rollo, por poner sólo algunos ejemplos.

“A la gente le encanta lo que cocino, todo muy manual, las cinco recetas que hice con un único pollo fueron una locura, porque ayudaron a mucha gente que no sabe cocinar a aprovechar todo lo que se pueda”, explica, antes de señalar que no sigue ninguna técnica ni orden: “lo que se me ocurre, ahora ando preparando un tiramisú”.

Entre su público hay de todo: gente mayor, gente joven y niños, y puede presumir de que la reconocen en todas partes. “Debe de ser por la voz, que la tengo muy peculiar”, indica divertida. La llaman por su nombre en plena calle, en el autobús y hasta cuando fue a visitar a un familiar a un centro médico. Hace unos días protagonizó una firma de libros con su “Cocina y alma”, que lleva vendidos más de 3.000 ejemplares, y “allí vino a abrazarme una señora llorando porque decía que se le había muerto un hijo y mis vídeos la distraen mucho”. Y eso es puro combustible para Pepi, que algún día pensó “en dejar los vídeos, pero no puedo, la gente me anima, les cuento cosas y nos hacemos compañía”.

Güela Pepi, en plena faena en la cocina de su casa

Su segundo libro saldrá en breve para contar sus vivencias, y ella lo tiene claro. No hay límites si te lo propones, y “si Güela Pepi pudo, todo el mundo puede”.