Oviedo, M. J. IGLESIAS

Uno de los grandes retos del campo asturiano es rentabilizar al máximo la producción de manzana de sidra. El deficiente cuidado de los árboles ha sido uno de los escollos para recoger fruta abundante y de calidad. Con el objetivo de poner claridad en el panorama de las pomaradas, Manuel Coque Fuertes, Belén Díaz Hernández y Juan Carlos García Rubio han elaborado un manual sobre el cultivo del manzano, en sus variedades de sidra y mesa.

Los distintos capítulos del libro, patrocinado por el Consejo Regulador de la denominación de Origen Sidra de Asturias recogen la clasificación botánica de los manzanos, ciclos, exigencias climáticas, propagación y patrones, variedades, técnicas de plantación, poda, vecería y aclareo, mantenimiento del suelo, abonado, riego, enfermedades y plagas, recolección y pautas de conservación. El libro ha sido escrito por Manuel Coque Fuertes, uno de los mayores expertos en fruticultura aplicada de la UE; Juan Carlos García Rubio, uno de los técnicos con más experiencia en cultivos frutales, y María Belén Díaz Hernández, profesora de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Santiago.

Los autores ponen de relieve que el sector ha ido decreciendo en las últimas décadas. Los años setenta fueron los de mayor auge en el cultivo del manzano. A medida que fueron incrementándose los cultivos forrajeros y el de manzano de sidra, el de mesa fue perdiendo interés. A pesar de eso, insisten en que las condiciones climáticas de Asturias son muy adecuadas para conseguir frutos de gran calidad y de exquisito sabor, cada vez más demandados.

En el apartado del manzano de mesa, la obra aclara las pautas de cultivo de diversasvariedades comercializadas a nivel mundial. También se refieren a clones típicos asturianos, como carapanón, mingán, reineta o chata, que podrían tener un nicho de mercado bastante importante, al menos entre los consumidores asturianos.

Los autores del libro estiman que el sector está en auge, tanto en cantidad como en calidad. La demanda sigue superando a la oferta en los años pares, debido al problema aún no resuelto de la vecería. La solución no es fácil, pero no imposible, ni única. Depende de varios factores entre los que sobresalen la genética, el tamaño de los frutos, el sistema de cultivo y cuidados culturales como el aclareo, riego, abonados, o podas. Además, hay que tener en cuenta que las variedades de sidra son especialmente sensibles por el pequeño tamaño de sus frutos, su gran vigor o la dificultad de poda. Los expertos estiman que será posible paliar la alternancia de cosechas si se hacen plantaciones con patrones reducidos que permitan realizar las labores de cultivo desde el suelo. En definitiva, los autores estiman que es posible mejorar considerablemente la producción anual a lo largo de los años.