Oviedo, M. J. I.

Tanto el exceso como la carencia de agua siempre han traído de cabeza a los agricultores. De unos años a esta parte, la actividad agrícola en Asturias sufre de una manera especialmente intensa los extremos meteorológicos. Esta primavera, con récord de lluvias, es un buen ejemplo.

A pesar de los avances en la predicción del tiempo, del uso de satélites meteorológicos y de la existencia de avanzados modelos informáticos de simulación del clima, se siguen produciendo desastres difíciles de predecir. Los expertos indican que las tormentas del último mes se deben a la influencia de un fenómeno parecido al de «El Niño», llamado NAO (North Atlantic Oscillation. Oscilación del Atlántico Norte).

Si la sequía del otoño y del invierno disparó las alarmas acerca de la evolución de los cultivos y pastos en verano, ahora es el exceso de agua lo que preocupa.

La tortilla ha dado la vuelta, y de qué manera. Llega el momento de sembrar para recolectar en verano. Los agricultores que han intentado hacerlo en los últimos días se han encontrado con terrenos inundados y tierras que rezuman agua al hundir el picón. Uno de los productos directamente afectados es la faba, el cultivo estrella de Asturias, que comienza a sembrarse en primavera.

Dice el saber popular que las judías blancas asturianas pueden plantarse hasta la festividad del Carmen, el 16 de julio. Aún así, son muchos los labradores que prefieren ir realizando la siembra en estos meses para no retrasar demasiado la recolección, que suele llevarse a cabo entre septiembre y octubre.

Incluso en agosto ya se recoge la faba verde. Además, el sol de mayo siempre ha sido un buen aliado para la primera fase de crecimiento de las plantas. Las lluvias también están ralentizando de forma considerable las siembras de pimientos o tomates, dos frutos típicos del verano que requieren dosis ideales de humedad y calor para salir adelante.

La tierra tampoco se encuentra en su mejor momento para recibir las semillas de judías verdes (vainas), uno de los ingredientes básicos de las menestras veraniegas. A ellas se unen las cebollas de verano, que siempre toman el relevo a las cebolletas que se están recogiendo ahora. Las lechugas y los repollos también deberán esperar a la llegada del sol para comenzar su desarrollo.

Además, las cantidades ingentes de agua están provocando que se pudran muchos productos en plena fase de recolección. Es el caso claro de las patatas. La excelente cosecha esperada en zonas del Occidente se ha visto mermada por los daños que sufren los tubérculos.

Los frutales son, de momento, los menos afectados por las lluvias. Especies como las ciruelas rojas tempranas ya ondean en las ramas. Los manzanos, por ahora, mantienen el tipo.