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l Cuenta atrás para el fin de las cuotas lácteas. Desde los años ochenta del pasado siglo, el sector lechero europeo ha sido regulado desde Bruselas a través de cuotas de producción. Si las previsiones se cumplen, en 2014 el sistema pasará a la historia. Los 2.800 ganaderos de leche que quedan en Asturias tienen por delante cuatro años para adaptarse a un mercado lácteo liberalizado en el que deberán competir con productos de terceros países a precios espectacularmente bajos. Finiquitar las cuotas ha sido una de las medidas estrella impulsada por la comisaria Mariann Fischer, a la que le quedan semanas en el cargo. Todo apunta a que su sucesor, el rumano Dacian Ciolos, seguirá la senda trazada por la comisaria danesa. La función de las cuotas fue evitar que la producción nacional excediera la demanda de los consumidores y la previsible caída de precios. La cuota fija de producción de España siempre ha sido muy inferior a la demanda de los consumidores nacionales. Aunque consumen unos nueve millones de toneladas de productos lácteos cada año, los ganaderos se reparten seis millones. A Asturias le corresponden 630.000 toneladas.

l El inevitable desarrollo tecnológico. Las ganaderías lácteas que queden serán empresas con vacas de alta genética y toda clase de adelantos tecnológicos. El cambio de modelo está en marcha desde hace años, pero ahora entra en la recta final para ganar competitividad, un objetivo fundamental.

l La carne emprende el camino de vuelta. En vacuno de carne se inicia un camino de vuelta hacia las formas tradicionales de producción. El aprovechamiento de los pastos será una de las claves para ahorrar costes en los próximos meses.

l Cambio de prioridades. El plan de desarrollo rural, la hoja de ruta que define las ayudas agrarias en Asturias hasta el año 2013, se cambió este verano para incorporar financiación para los nuevos retos impuestos por Bruselas. Uno de ellos es el sector lácteo. La Unión Europea especificó el pasado noviembre cinco grandes campos de actuación en materia rural. Las regiones pudieron elegir y Asturias escogió ayudas para la leche. El problema es que Bruselas no acepta introducir nuevas subvenciones para las ganaderías de zonas no incluidas en áreas «desfavorecidas». En la región, estas zonas se concentran en el centro y la costa. Unos 200 ganaderos pueden quedarse sin subvenciones extra en el caso de que la Comisión Europea no dé su brazo a torcer. El programa de desarrollo rural se estructura en tres ejes. El primero, dotado con 340 millones destinados a aumentar la competitividad agraria. En ese saco caben el cese anticipado de ganaderos o ayudas para nuevas instalaciones de jóvenes.

l Los empresarios forestales reclaman más apoyos. Los bosques son una de las eternas alternativas de desarrollo para el campo asturiano. Los empresarios forestales piden más implicación de la Administración para impulsar inversiones. La recuperación de especies autóctonas como el castaño es una de las líneas de trabajo que mantendrá la Administración asturiana a lo largo de este año.

l La agricultura, la gran olvidada. Las huertas asturianas han quedado relegadas al autoconsumo o a cultivos aislados como la faba, sobre todo en áreas del centro y el Occidente. El impulso de la agricultura siempre permanece latente en el sector agrario. Tiene en contra el minifundio y la forma de propiedad de la tierra.