Oviedo,

María José IGLESIAS

«Divide y vencerás». El consejo de Julio César ha regresado a la estrategia de las organizaciones agrarias asturianas (ASAJA-UCA y COAG) tras tres años de unidad de acción, precisamente cuando más falta hace unidad y solidez para atacar la crisis, especialmente aguda en el sector lechero.

Las movilizaciones conjuntas de los últimos años han pasado a la historia, al menos por ahora. Las organizaciones agrarias de la región han roto la baraja esta primavera. La pasada semana, a los tres dirigentes (Mercedes Cruzado, de COAG; Ramón Artime, de ASAJA, y José Calvo, de UCA) les resultó «imposible» pactar una fecha para protestar en bloque por la venta de leche por debajo del coste de producción en algunos híper y grandes superficies.

Hoy, día en el que todo el campo español se manifiesta en Madrid para exigir precios justos para la leche, las organizaciones asturianas se desplazan a Madrid, cada una por su lado. Una de las causas del resquebrajamiento se encuentra en los cambios que se habían ido produciendo en los últimos meses. En COAG, Mercedes Cruzado ha tomado el relevo de Óscar Sirgo. UCA centra su atención en la preparación del congreso del próximo 9 de junio, del que saldrá el nombre del secretario general llamado a sustituir a José Calvo, que lleva 16 años en el cargo. ASAJA es ahora la organización que mantiene a su presidente de los últimos diez años. El gozoniego Ramón Artime es respetuoso con los compañeros de otros sindicatos, pero echa de menos un poco más de sintonía en unos momentos cruciales.

En los últimos tres años los sindicatos agrarios también han asistido al nacimiento de organizaciones paralelas que han rivalizado por un protagonismo, hasta entonces indiscutible. Una de esas entidades es la Federación Española de Productores de Leche (Prolec), célebre por su activismo y con una amplia implantación en Asturias. La asociación Ganaderos Unidos, liderada en Asturias por Pedro Egocheaga, es otra de las entidades que compiten por el protagonismo en el campo.

Entre tanto, los datos de afiliación de cada sindicato siguen siendo uno de los secretos mejor guardados. Las tres organizaciones defienden su representatividad en el hecho de que han concurrido a las diferentes elecciones agrarias que se han celebrado desde los años ochenta. Su cometido era elegir al presidente y vocales de la Cámara Agraria provincial, una entidad que nunca ha llegado a ser operativa y que se encuentra en disolución.

Los líderes sindicales basan la supervivencia de sus organizaciones en la necesidad de dar voz a las reclamaciones ganaderas. Los tres sindicatos asturianos, subvencionados con dinero público, forman parte de organizaciones nacionales. Para entender las complejas relaciones entre los representantes agrarios del Principado es necesario saber algo de su historia. Una clave para armar el puzle parte del «divorcio» entre UCA y COAG, vinculados a ideologías progresistas.

La UCA estuvo integrada en COAG. En 1990 se unió a la Plataforma Agraria Progresista, en la que ya participaba la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), en la que se acabó integrando. Después llegaron la ruptura con COAG y sus tensas relaciones que se mantienen hoy. ASAJA es la voz conservadora del campo. En Asturias pertenece a la Federación Asturiana de Empresarios y en Madrid tiene asiento en la CEOE. Entre los afiliados de ASAJA está la duquesa de Alba.