Oviedo,

María José IGLESIAS

El director general de Desarrollo Sostenible del Ministerio de Medio Rural, Jesús Casas, opina que el campo y la ciudad deben ser complementarios y no antagónicos. Casas participó en Oviedo en la presentación del proyecto «Yo soy rural», diseñado por la Red Asturiana de Desarrollo Rural. El programa, tiene como objeto que los jóvenes urbanos vean las aldeas como espacios en los que pueden desarrollar una vida personal y laboral.

-¿Ser rural en España aún está considerado «de segunda»?

-En muchos casos, sí. Pero, curiosamente, el campo resiste mejor que el medio urbano la crisis económica, porque depende menos de la demanda externa. Es cierto que en la sociedad española sigue existiendo esa imagen de que lo rural es lo que queda después de lo urbano. Es importante cambiar esta visión. Por eso queremos construir una sociedad en la que la que las personas de los territorios rurales se sientan ciudadanos de primera.

-¿Cómo piensan hacerlo?

-Es necesaria una revalorización de la vida rural por parte de todos los estamentos de la sociedad. Una de las primeras cuestiones que debemos abordar es la urgente necesidad de dar más valor a los pueblos y a las aldeas. Lo rural es lo que está más anclado al territorio. Debemos desterrar esa visión de que lo rural es secundario.

-¿Por qué se va la gente de los pueblos, aun cuando tiene trabajo?

-La gente se va porque tiene la sensación de que su calidad de vida es peor que la que ofrecen las ciudades. No siempre es cuestión de trabajo. Esa barrera entre lo rural y lo urbano sigue muy marcada en la sociedad española. Proyectos como el que se ha puesto en marcha en Asturias para acercar ambas realidades suponen apoyar el reconocimiento mutuo de los dos mundos que, lejos de ser antagónicos, deben ser complementarios.

-¿En qué espejo debe mirarse España para construir una nueva sociedad agraria?

-En otros países europeos. Las sociedades más avanzadas tienden hacia un crecimiento policéntrico. No es bueno que haya ciudades enormes. Lo ideal es un entramado entre urbano y rural en el que ambos conceptos se diluyen.

-¿En Asturias se puede aplicar ese modelo agrourbano?

-Asturias es el lugar ideal para ese modelo. Es el bastión rural de España.

-Pero nuestros pueblos pierden habitantes a ritmo constante.

-Sí. Pero menos que en otras zonas de España. Asturias puede exportar la capacidad de organizarse. Otra cosa es el modelo de población dispersa de la región, que es un factor complejo. Asturias aún tiene un territorio razonablemente vertebrado. La propia sociedad urbana es muy rural.

-Quien más y quien menos tiene origen rural en Asturias.

-Hay que inyectar ilusión y autoestima en el territorio rural. El problema es que llegamos diciendo a la gente del medio rural lo que tiene que hacer. A lo mejor debemos escuchar más.

-Los planes de desarrollo rural se convierten en grandes distribuidores de dinero europeo. ¿Basta con eso?

-No podemos construir una sociedad subvencionada. Todo eso exige una reciprocidad.

-¿Por ejemplo?

-Asturias tiene una alta capacidad de producción forestal. No pasa nada porque los pueblos se llenen de pequeñas industrias. El día que una empresa de alta tecnología se instale en un pequeño pueblo estaremos más cerca de resolver el problema.

Una trayectoria ligada a los espacios naturales

Jesús Casas (Madrid, 1960) se define como hijo de la emigración rural. Es ingeniero de Montes por la Universidad Politécnica de Madrid y pertenece al Cuerpo de Ingenieros de Montes.

Fue director del Parque Nacional de los Picos de Europa, de las Tablas de Daimiel y Doñana, así como director del Organismo Autónomo de Parques Nacionales. Ha sido jefe del área de Planificación de la Red de Parques Nacionales. Desde 2006 es director general de Desarrollo Rural Sostenible del Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino.