Oviedo, M. J. I.

Tras un incendio forestal se plantea el problema de cómo diseñar la mejor estrategia para recuperar la masa vegetal perdida. Un grupo de investigadores de la Universidad de León ha diseñado un sistema para agilizar la recuperación del monte tras una quema. Se basa en el estudio de la evolución de las zonas a lo largo de los años.

Entre 2002 y 2006 los científicos analizaron incendios y la posterior evolución de zonas en la sierra de Los Ancares (León), el parque natural del Lago de Sanabria (Zamora) y el parque de Arribes del Duero, entre Zamora y Salamanca. A través de fotografías aéreas de estos entornos los investigadores analizaron cómo los bosques y montes habían evolucionado, cómo los había manejado el ser humano, y trataron de asociar esta evolución con las causas de los fuegos. Calabuig afirma que conocer el ritmo del repoblamiento de estas masas forestales quemadas es importante para establecer políticas efectivas de gestión del territorio.

La herramienta permite conocer mejor los efectos de los incendios forestales desde el punto de vista de la variabilidad ambiental. «El proceso de recuperación no es igual, porque influyen factores como el tipo de suelo, la topografía o los usos del terreno», según Calabuig.

La herramienta recién creada tiene en cuenta, además de las variables naturales, otras de carácter socioeconómico, como el despoblamiento del ámbito rural o las actividades agrícolas y ganaderas. Según indica De Luis Calabuig, ya existen empresas de explotación de recursos o que trabajan en el campo de la degradación de recursos naturales por impactos que emplean la técnica. La investigación forma parte de la tesis doctoral de Javier Lozano, codirigida por Estanislao de Luis Calabuig y Susana Suárez Seoane, del área de Ecología de la Universidad de León. El trabajo partió de la premisa-hecho de que no todos los bosques se recuperan al mismo tiempo tras un incendio.

El Principado de Asturias es una de las comunidades con mayor riesgo de incendios forestales del país, un riesgo que se agudiza en los meses de verano.

A fin de reducir los siniestros, el Principado aplicará un plan con cuatro líneas de actuación: prevención, extinción, investigación y educación. Entre los recursos que se emplean figura el Sistema de Información Geográfico de Bomberos de Asturias, denominado GISBA.

Alto riesgo

A lo largo de 2009 se registraron en Asturias 13,70 incendios por cada 10.000 hectáreas de superficie forestal -hay 765.000-, el triple que en el resto de España, donde la media es de 4,93 siniestros. El Principado ha perdido en 15 años el 8,2 por ciento de sus bosques.

El riesgo de incendios en Asturias es muy elevado por la deficiente gestión de miles de hectáreas que están abandonadas.