Oviedo, M. J. IGLESIAS

Los cinco cerqueros asturianos que pescan anchoa en el golfo de Vizcaya podrán pescar el doble durante esta nueva campaña, que aunque comenzó oficialmente el 1 de julio no ha contado con cupos aprobados hasta el pasado martes.

La propuesta aprobada por los ministros de Pesca de los Veintisiete, entre ellos la española Elena Espinosa, eleva de 7.000 a 15.600 toneladas los contingentes de pesca. De ellas 14.040 toneladas corresponden a España (básicamente a la flota del Cantábrico), y el resto a Francia.

Tras cinco años de cierre preventivo del caladero, los barcos anchoeros volvieron a faenar la pasada primavera. El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Dimas García, aseguró ayer que se alegra de la decisión de Bruselas, pero advierte que tampoco conviene echar las campanas al vuelo. «Los recursos siguen siendo escasos y la pesca debe ser responsable». García adelanta que la flota asturiana pescará poco más de 1.000 toneladas hasta final de año para emprender la campaña fuerte en la primavera.

La UE aprobó en enero la reapertura de la pesquería, tras cinco años vedada, con una cuota de 7.000 toneladas. Ese límite representa el 30 por ciento de la biomasa de anchoa existente en el mar.

Por su parte, el Ministerio de Medio Rural y Marino, también ha valorado favorablemente la medida que según un portavoz del Ministerio «es fruto de los resultados de las campañas científicas de evaluación del stock de la anchoa, que pusieron de manifiesto una recuperación de la especie».

El Comité de Representantes Permanentes (formado por embajadores de los Veintisiete) dio ayer el visto bueno a esa subida, propuesta por Bruselas. Ahora sólo hace falta que sea ratificada el próximo lunes, en el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la UE, para que entre en vigor.

La Comisión Europea (CE) planteó a principios de este mes aumentar las capturas de anchoa del mar Cantábrico, después de que los informes científicos avalaran las buenas condiciones del caladero.

La campaña de anchoa que finalizó en junio se caracterizó por los bajos precios que la mercancía alcanzó en las lonjas.

Los cinco años de cierre del caladero han pasado factura al bocarte del Cantábrico, que ha perdido valor frente a la mercancía que llega de Marruecos y del sur de España. Durante los años de veda las fábricas conserveras tuvieron que buscar materia prima en otras zonas.