Oviedo, M. J. I.

-¿Qué sentido tiene crear una fundación en el sector alimentario cuando ya existen otras entidades que canalizan ayuda?

-La fundación se constituyó en 2003 por iniciativa de Luis Noé Fernández. Ahora la preside su hijo, Alejandro Fernández González. La entidad nació con la misión de canalizar las actividades de responsabilidad social corporativa del Grupo Alimerka. Valoramos la empresa no solamente como organización con finalidad económica, sino también con una vertiente social.

-Aparte de casos como los de Puleva, Pascual o Mercadona, no hay demasiados ejemplos en España de empresas alimentarias que hayan constituido una fundación. ¿Fue difícil poner en marcha el engranaje?

-No fue fácil. Partíamos de un concepto muy anglosajón, no demasiado frecuente en España. Luis Noé Fernández consideró que debía devolver a la sociedad parte de lo que había recibido de ella.

-¿Piensan respaldar alguna actividad de carácter internacional?

-Colaboramos con multitud de hábitos solidarios en Asturias y en el resto de provincias de España donde estamos implantados. También nos uniremos al movimiento de la FAO, la organización de Naciones Unidas para luchar contra el hambre en el mundo.

-¿Han logrado la implicación de los trabajadores en las iniciativas?

-La fundación está financiada por Alimerka y todos los trabajadores aportan voluntariamente entre uno y cinco euros al mes. El 45 por ciento de los empleados colabora. Nos parece un porcentaje muy alto. Es una gran satisfacción.

-La ley de Fundaciones también permite realizar actividades empresariales. ¿Tienen algo previsto?

-Además de la acción social, también nos interesa difundir cultura relacionada con la alimentación. Por eso hemos puesto en marcha una editorial para hacer libros relacionados con la alimentación. Comenzaremos por recuperar obras clásicas asturianas y del resto de España, y recetarios que son auténticas joyas.