Oviedo, M. J. IGLESIAS

La denominación de origen de la sidra de Asturias, cuya primera cosecha de manzana se presentó en noviembre de 2003, en el Museo del Ferrocarril de Gijón, ha logrado, en ocho años, duplicar la producción, que ha pasado del millón de litros embotellados en 2004 -primer año en que se puso en el mercado- a los dos millones de litros que se esperan en 2012, como fruto de la manzana que ya apura su recolección en las pomaradas.

Reyes Ceñal, gerente del Consejo Regulador de la marca de calidad, asegura que la evolución de la bebida regional con etiqueta europea es especialmente significativa si se tiene en cuenta el escaso apoyo que han recibido por parte de los establecimientos hosteleros.

Una de las quejas de los 27 lagareros que pertenecen a la denominación de origen estriba en que en los locales hosteleros no se ofrece sidra amparada por la etiqueta, ni de nueva expresión (la que no se escancia y es similar a un vino blanco), ni la convencional.

A lo largo de 2011 se han vendido unas 360.000 botellas. En 2012 esperan llegar a 1,4 millones. Ceñal resalta que la marca ha partido de cero y ha tenido que ir labrándose su prestigio. La forma de llevar a cabo la promoción es otro de los problemas con los que debe lidiar el Consejo Regulador, que actualmente preside el lagarero Eloy Cortina. «Ha habido muchas presiones para hacer campañas en sitios del exterior donde no se vende sidra, y lo primero debe ser colocar el producto para que la gente lo conozca, de lo contrario, la promoción no nos sirve de nada», señala.

En la actualidad, además de Asturias, Madrid es el mercado donde más se demanda el producto asturiano. El Consejo Regulador estima que a partir de 2012 el crecimiento de las ventas oscilará entre un 5 y un 6 por ciento. «A nosotros la crisis no nos afecta en pérdida de mercado, sino más bien en una expansión más lenta», matiza Ceñal.

El Consejo cuenta cada año con una «sidra institucional», que se escoge en el mes de junio. Este año le ha correspondido a El Santu, que elabora el lagar Canal de Lavandera (Gijón).

El perfil del consumidor de sidra con marca de calidad europea es variado. La sidra de nueva expresión despunta en ciertos momentos del año y se mueve como pez en el agua en época estival y de vacaciones en las zonas turísticas. Solamente 7 de los 27 lagareros del Consejo Regulador embotellan esa modalidad de producto; otros cinco elaboran sidra «brut» y la mayor parte vende sidra de escanciar con denominación.

Llevar el producto a circuitos comerciales como tiendas de barrios, a fin de acercarlo más al consumidor, es otro de los objetivos del Consejo Regulador. De momento, los lagareros encaran con optimismo la cercana campaña de Navidad, cuando se suelen vender estuches con productos variados.

El Consejo Regulador se encarga de proteger la sidra asturiana amparada de la competencia desleal, imitaciones y cualquier infracción que afecte a la bebida, además de incentivarla y promocionarla. Sus integrantes estiman que la diferenciación del producto es hoy más necesaria que nunca.