Oviedo, José Luis SALINAS

La manzana asturiana sólo da, en los años de buenas cosechas, para cubrir la mitad de las necesidades de los lagares asturianos. En las temporadas malas el fruto regional no llega a completar ni un tercio de la demanda. Con este escenario, los lagares de la región han tenido que traer manzanas de otras comunidades y durante los últimos años con especial intensidad desde otros países. Así lo señalan los últimos datos que acaba de distribuir la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos (SADEI).

Algunos organismos, como el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), llevan años trabajando para atajar la regularidad productiva de los manzanos. Estos árboles registran una importante alternancia entre las cosechas que provoca que en los años impares el número de frutos sea considerablemente superior al de lo pares. Es lo que se llama vecería del manzano.

Por ejemplo, según las cifras que maneja SADEI, en la campaña que fue del 1 de abril de 2009 hasta el 31 de marzo de 2010, se recolectaron 18 millones de kilos de manzanas asturianas. Esta cifra sólo dio para cubrir el 57% de las necesidades de producción que tenían los lagares asturianos, que acabaron la temporada utilizando un total de 31 millones de kilos de manzanas para elaborar la sidra. Ése fue uno de los años buenos para el sector recolector asturiano. En la última temporada «mala», la de la campaña de 2008 y 2009, sólo se produjeron en Asturias 11,9 millones de kilos de manzanas (destinadas para la producción de sidra) que dieron para cubrir algo más de un tercio de la demanda de los llagareros del Principado, que precisaron de 30,5 millones de kilos para fabricar este caldo.

En un sector con una demanda a prueba de bomba, sobre la que ni la crisis ha podido hacer mella, sorprende que el abastecimiento de materia prima autóctona sea una de las principales preocupaciones de los elaboradores de este caldo regional. El sector sidrero movió sólo durante 2009 más de 58 millones de euros. Anualmente se comercializan 45 millones de litros de sidra. De ellos, sólo tres millones -los que se producen bajo las etiquetas de calidad de la Denominación de Origen Protegida (DOP) y la de Manzana Seleccionada- se hacen exclusivamente con frutos autóctonos.

Así, los lagareros asturianos se ven obligados a comprar en otras regiones españolas, en Francia o en países del este de Europa entre 15 y 20 millones de kilos al año. Una temporada especialmente mala fue la que comprendió los años 2006 y 2007, en la que los productores de sidra tuvieron que adquirir fuera de las fronteras asturianas casi 49 millones de kilos de este fruto, ante la escasa producción regional, que, siempre según las cifras que acaba de divulgar SADEI, llegó tan sólo a los 9,1 millones de kilos. En líneas generales, los productores asturianos de sidra se gastan de forma anual unos 5 millones de euros en traer manzana de fuera de la región. En otros años de buena cosecha en Asturias (como en la campaña de 2009 y 2010), los llagareros asturianos tan sólo tuvieron que adquirir fuera 13,2 millones de kilos de manzanas.

Los diferentes trabajos de investigación han ido mitigando las abultadas diferencias que se venían dando entre temporadas buenas y malas para la producción de manzanas, pero aún no son suficientes para frenar las importaciones. Entre las soluciones encontradas está la del uso combinado de dos compuestos químicos (benziladenina y etefón), tanto en árboles jóvenes como adultos, para conseguir facilitar la regulación en la producción del fruto.

Además de la vecería, los productores asturianos de manzana, un sector que se encuentra en retroceso, se enfrentan también al problema de acceder al suelo agrario. Pero la principal traba no está en los precios, ya que todos los implicados en la producción sidrera admiten que los lagareros pagan por la manzana asturiana «el mejor precio de Europa».

Además, el sector sidrero apenas ha sido golpeado por la fuerte crisis que azota la economía española. Los lagareros no han visto una reducción importante en la producción. De hecho, según los datos de SADEI, en 2010 había funcionando en la región 94 lagares, uno más que en 2007, el año previo al estallido de las dificultades para la economía. La producción de sidra sí que se ha reducido, aunque lo ha hecho bastante ligeramente. Muchos hosteleros aseguran que la clave de que la bebida asturiana haya conseguido eludir los envites de la crisis está en el bajo precio de la botella (entre los 2,3 y los 3 euros), aun así, sí que reconocen que en los últimos meses se ha percibido una ligera caída en el consumo.