Asiego (Cabrales),

Ana Paz PAREDES

Rocío Bueno Viejo tiene, a sus 25 años, las ideas muy claras. Natural y residente en el pueblo de Asiego, en Cabrales, que ella nombra con orgullo como Asiegu, no lo cambia por nada del mundo. «Muy jovencita preparé oposiciones a policía nacional, pero lo dejé y me presenté a vigilante de seguridad. Llegué a trabajar unos tres años en esta profesión en Llanes y en Oviedo que era agotadora, estaba cansada de trabajar de noche y además echaba mucho de menos Asiegu a donde me iba en cuanto llegaba el fin de semana», recuerda. Por aquel entonces sus padres tenían todo el ganado de leche para la elaboración del queso. «Yo estaba harta de la ciudad, tenía muchas ganas de volver a mi pueblo y de acuerdo con mis padres, José Antonio y Raquel, decidimos vender las vacas destinadas a la producción de leche, porque ya no resultaban rentables y daban mucho trabajo, y comprar ganado de carne, concretamente asturiana de la montaña, la de raza casina, para ocuparme yo de este trabajo. Así regresé definitivamente a Asiegu donde mi principal actividad es la cría de ternera ecológica».

Rocío Bueno Viejo se ocupa actualmente de unas 120 vacas de raza casina que, en verano, mantiene en los pastos de la sierra del Cuera. «Durante el verano están en el monte y dan poco trabajo, lo duro es el invierno», matiza. Igualmente elabora queso junto a sus padres e incluso, en temporada de verano, reparte su actividad como experta escanciadora de sidra, actividad en la que ya ha logrado algunos premios. Este último apartado lo cita a modo anecdótico pues lo que realmente le gusta a Rocío Bueno es el trabajo en el campo y vivir en Asiegu. «Aquí no puedes vivir sólo de la leche, o sólo del queso, esto está claro, por eso buscamos una fórmula, con el cambio del ganado, para criar terneros para carne y además seguir haciendo queso. Desde luego que rico no te vas a hacer, pero si trabajas duro puedes vivir bien; ahora hay maquinaria y otras comodidades para trabajar que no conocieron ni mis abuelos ni mis padres», señala.

En cuanto a la presencia de la gente joven en las aldeas y el regreso al campo buscando un futuro mejor, Rocío Bueno Viejo es, también, muy clara: «Esto tiene que gustarte, hay que tener un poco de vocación y amor por lo que haces, no se puede ir a un pueblo por ir. Tener una huertina no es suficiente para vivir, esa es una idea muy guapa pero no es real, aquí hay que trabajar mucho y no echarse atrás cuando las cosas se ponen mal».

Asiegu es su pueblo, su rincón, el lugar donde vive y es feliz. «Hay muchos pueblos que necesitan gente joven para que no desaparezcan, que se están quedando deshabitados. Yo les animo a volver al pueblo pero teniendo las cosas claras. Ahora bien, tampoco ye todo trabajar y trabajar. También sacamos tiempo para ir de fiesta y disfrutar de los amigos, que vivir en un pueblo no implica renunciar a estas cosas».