Berrueño (Teverga)

Ana Paz PAREDES

Paco Fernández Fernández es un enamorado de sus caballos. En su pueblo natal, Berrueño, en el concejo de Teverga, tiene una cuadra caballar con la que, desde hace unos diez años, organiza todo tipo de rutas y actividades con los equinos para personas de todas las edades. Como tantos otros hombres jóvenes, marchó fuera de Asturias por motivos laborales, ejerció varios oficios y, finalmente, optó por regresar a su pueblo en Teverga. «He hecho un poco de todo. Trabajé como carpintero, en la construcción, incluso fui cabrero, llegué a tener hasta 200 animales, pero terminé dejándolo por culpa de los daños del lobo».

A Paco Fernández no le gustan las ciudades ni las aglomeraciones. Prefiere vivir en este pueblo de Teverga, desde donde asomarse por la mañana al paisaje que circunda Berrueño, es todo un lujo. Desde donde se encuentra ubicada Cuadra Sobia, nombre de la empresa que dirige, se pueden ver, entre otros, Peña Viguera, el pico Ferreirua, La Mesa, el pico San Juan, La Tartulla, Cueiro, la peña Gradura y la Peña Sobia. «Desde crío traté con caballos; en mi casa siempre hubo uno. El primer animal que tuve fue una yegua, "Lola", que vivió 33 años. Murió hace mes y medio. Me encanta la naturaleza, vivo feliz aquí en este pueblo en el que apenas quedan unos catorce vecinos». Refiere Paco Fernández que trabaja «todo el año porque el ganado hay que seguir cuidándolo fuera de lo que se entiende por la temporada turística. Normalmente tengo los caballos en praos y, en temporada baja, los suelto en el monte. Los míos son caballos de la zona, muy mestizos, bastante rústicos y muy adaptados al terreno. Empecé con siete animales y ahora tengo quince con los que trabajo, además de algún potro».

Casado y padre de una niña, pasa el día entre San Martín, la capital de Teverga, y su pueblo, Berrueño. No tiene apenas tiempo libre con este trabajo y, el que le queda se lo dedica por entero a su familia. «La verdad es que estoy enganchadísimo con estos animales; cada vez me gusta más el contacto con los caballos, el trato con la gente. No cambio esto por nada».

Sin embargo, respecto al futuro del campo y a los que ahora lo buscan en este sector, Paco Fernández lo tiene claro: «Yo no creo que baste con arreglar una vieja casa familiar, cultivar la huerta y tener unos animales que sirvan de alimento a sus dueños para el día a día. Puede ayudar, pero no cabe duda de que se necesitan unos ingresos mínimos para afrontar los pagos que siempre surgen. La vida, en el campo, no es tan fácil ni tan idílica como algunos creen; hasta aquí también llegan los recibos, y hay que pagarlos».

La crisis se ha dejado notar en una parte concreta de su clientela: «Ha disminuido el número de familias que venían a hacer rutas; sin embargo, se mantienen los grupos de amigos o los que vienen en pareja», matiza Paco, quien a renglón seguido recuerda que «todo el mundo puede montar a caballo, tengan ninguno, poco o mucho conocimiento del tema. Aquí, además de realizar rutas de duración variable e incluso de días, también impartimos talleres ecuestres, clases de doma o monta y sesiones de interacción con los caballos para jinetes de todas la edades y niveles. Son caballos son nobles, amables y resistentes. El que prueba, repite», añade.