Olloniego (Oviedo),

Ana Paz PAREDES

Virginia Vieira Sánchez es, como bien dice ella, «una mujer del siglo XXI». Desde hace algo más de un año vive en el pueblo de Llandellena de Abajo, en Olloniego, en la que fue la casa de sus abuelos, la cual, tras rehabilitarla, se ha convertido en su hogar y también en su lugar de trabajo, pues allí tiene su taller. Y es que Virginia es diseñadora de moda. En Asturias realizó el Bachillerato Artístico y también estudió técnico de animación física, combinando los estudios con su trabajo en tiendas. Finalmente se fue a Barcelona y allí vivió siete años, los últimos cinco estudiando diseño de moda en la Escuela de Diseño Gemma. «Siempre me gustó coser, pero necesitaba técnica y conocimientos para poder sacar adelante mi proyecto de vida». Allí vivía en un pequeño pueblo costero, no en la propia ciudad. El regreso a Asturias se produjo por el fallecimiento de su abuelo, al que se sentía muy unida, y, dos años más tarde, de su abuela.

«Viví siempre con ellos y con mi madre, y fui una niña muy feliz. Cuando murió mi abuelo, hará unos cuatro años, fue un gran golpe para mí. Era el hombre más entrañable del mundo. Necesité volver para quedarme aquí, y durante dos años estuve viviendo en la zona antigua de Oviedo, en un quinto sin ascensor, diseñando y cosiendo, al tiempo que rehabilitaba esta casina en Llandellena, adonde ya me trasladé hace un año y donde he encontrado mi sitio en el mundo; el lugar donde respiro tranquilidad y, al mismo tiempo, encuentro inspiración y muchas ganas de trabajar».

Virginia Vieira no se siente en modo alguno aislada. «Hoy en día internet te pone en conexión con todo el mundo, y Oviedo está aquí, a diez minutos. Yo voy al gimnasio cada día, acudo a mis clases de inglés a la Escuela de Idiomas, salgo con mis amigos y hago una vida plena. Además, aquí estoy muy arropada por los vecinos, siempre pendientes de ti, que si una te trae unos frixuelos, que si otra unas casadiellas».

En cuanto a sus diseños, se centra mucho en el reciclaje: «Me gustan mucho los tejidos antiguos, los domingos voy al rastro en Oviedo y encuentro de todo, le doy vida a tejidos que ya nadie le da importancia. Uno de mis últimos vestidos está hecho con una colcha de sedeta. Pero también hago todo tipo de confección a medida, para todas las edades y gustos. Inclusive hasta hago trajes regionales asturianos». Actualmente, y además de coser para sus clientas, está diseñando ropa de trabajo más personalizada y con su firma para un restaurante de Oviedo. «También hago diseños para todo tipo de uniformes de trabajo, no sólo hostelería, también peluquerías, dentistas, etcétera».

Virginia Vieira, que también quiere montar un taller de confección para dar clases y dar trabajo a gente que vive en la zona, se defiende muy bien en su huerta. «Diseñar ropa no está reñido con cultivar la tierra. Yo sé sembrar y cuándo hacerlo; sé catar, sé cerrar un prau, lo aprendí todo con mi abuelo. Ahora, por ejemplo, tengo lechugas, cebolletas, judías verdes, fresas. Ayer estuve sembrando patatas y aún me quedan les fabes. Es lo que hay».