Asturias recibirá 494 millones de euros de los fondos Feder en el período 2014-2020. Las ayudas europeas, que en periodos anteriores se destinaban a la mejora de infraestructuras, cambian de orientación para promover un modelo productivo vinculado a la investigación y a la innovación, la llamada especialización inteligente.

Y, precisamente, el sector agroalimentario es uno de los ámbitos de actividad susceptibles de recibir esta financiación. Entre las iniciativas pioneras, respaldadas con dinero europeo, se encuentran dos proyectos llevados a cabo desde el Centro Tecnológico Agroalimentario de Asincar (Asociación de Industrias de la Carne), destinados, por un lado, a diseñar una mermelada de alto contenido en fibra que incorpora la piel de la fruta y, en otra vertiente, a desarrollar un nuevo envase que mantiene intactas por más tiempo las galletas de chocolate que elabora una conocida firma asturiana.

Bruno de Lucas Herrero, tecnólogo, responsable de los proyectos explica que en ambos casos las peticiones llegaron directamente de las empresas. En el caso del kiwi se ha logrado el doble objetivo de poner en el mercado una mermelada pionera en España, y a la vez, aprovechar la piel de esta fruta, que hasta ese momento se desechaba. "El producto es rico en fibra y también contiene más vitamina C que las confituras tradicionales", indica de Lucas. El proceso para introducir la piel en el producto ha podido llevarse a cabo con el kiwi, pero sería inviable con la naranja o el limón. "Por la sencilla razón de que es mucho más amarga", explica el investigador.

Los proyectos, subvencionados por el Instituto de Desarrollo Económico del Principado (Idepa) con cargo a los fondos Feder a través de la línea de ayudas del programa de innovación tecnológica, finalizaron el pasado 27 de marzo y en estos momentos las empresas ya preparan la implantación de las novedades.

El secreto de la mermelada, según Bruno de Lucas, es que lleva la piel, pero no se nota. "La hemos procesado con dos métodos, usando dos estrategias. Nos hemos quedado con la más sencilla y barata", resalta. La clave estriba en hacer invisible la piel en el preparado. "Hacemos una especie de desestructuración y luego la añadimos". Parece sencillo, pero los científicos no lo consideran tan fácil. "Es muy importante calcular las cantidades correctas de piel, porque debemos respetar el reglamento de 2006 sobre propiedades saludables de los alimentos", señala. Y según esta normativa la proporción nunca debe exceder seis gramos de fibra por cada cien gramos de producto. "Hemos buscado que los alimentos no resulten más caros en el punto de venta", añade el técnico de Asincar, quien considera que los alimentos saludables deben ponerse al alcance de la mayor cantidad de consumidores potenciales.

El perfil de cliente se centra en la población femenina, por los beneficios de la fibra en el tránsito intestinal. También es recomendable para los niños "porque evita la absorción de muchos contaminantes y es uno de los factores que protegen del cáncer de colon", asegura De Lucas. El kiwi es una de las mayores fuentes de vitamina C que se conocen. "Tiene seis veces más que en una naranja y Asturias es terreno propicio para su cultivo", recalca.

En el caso de las galletas, el objetivo fue mantener el producto en las mejores condiciones del primer día al último, con la vista puesta en la mercancía que se envía fuera de Asturias, a Madrid y a otros lugares de España.

El equipo que capitanea Bruno de Lucas empezó a trabajar con diferentes materiales de envasado que fueran selectivos frente a la humedad y al oxígeno, para evitar que las pasta se reblandezca y el excesivo oxigeno pueda oxidar el chocolate y las almendras que forman parte de los ingredientes.

Finalmente se diseñó un envase en forma de barqueta con un film serigrafiado semipermeable, que no se emplea mucho en este tipo de productos de repostería, entre los que aún predomina el cartón, más permeable a la humedad. "Hemos usado materiales plásticos selectivos y también se ha cuidado mucho la apariencia del envase", matiza De Lucas.

Técnicos y empresarios saben bien que para vender hoy en día no basta con un producto de alta calidad. "El empaquetado es una cuestión básica y habrá que tender a cuidarlo cada vez más", comentan en el Centro Tecnológico de Asincar, ubicado en Noreña. Entre las nuevas líneas de investigación que lleva a cabo el laboratorio se encuentran trabajos para desarrollar nuevos productos en conserva o cambiar alimentos de congelados a refrigerados. "El sector agroalimentario es un gran yacimiento de novedades", sentencia este investigador.