Romina Arnaldo Martínez es una joven que, ya desde niña, supo bien lo que quería hacer, a qué dedicarse y dónde. Así lo confiesa mientras, apenas recién abierta la peluquería de San Martín de Luiña, recibe a las cuatro y media de la tarde a una de sus fieles clientas: Mati Fernández, que no tiene para ella más que buenas palabras. "Yo ya la conocí trabajando cuando se estaba formado en peluquería en una academia de Avilés, y apuntaba maneras, ya supe que era buena para esta profesión", señala esta mujer con una sonrisa mientras Romina, "Romy", como la llaman y como se llama su peluquería, la única que hay en este pueblo, hace un descanso para contar su historia personal.

"Desde niña tuve claras dos cosas: una, que siempre quise vivir aquí, y otra, que me gustaba la peluquería. Yo soy de la Rondiella, adonde viví hasta el año pasado en que me trasladé aquí a residir definitivamente pues la carretera desde allí está muy mal. Estudié en la Rondiella y en Soto, y en Avilés estuve dos años para formarme en peluquería", señala esta joven de 29 años que es un buen reflejo de joven y valiente emprendedora en la zona rural.

Durante cinco años trabajó en una peluquería hasta que, cuando quisieron ponerla media jornada, Romina Arnaldo decidió dar el paso que le faltaba para lograr lo que siempre quiso: abrir su negocio en San Martín de Luiña, pueblo del que está enamorada. "Alquilé este bajo e hice obra para ofrecer, además de peluquería, también estética con manicura, pedicura, toda clase de depilación y maquillaje. Los tres primeros años fueron muy bien, pero los dos últimos, como muchos, acusé la crisis, sobre todo en los meses de invierno, que resulta duro, pero no queda otra que luchar por lo que se tiene. Hay que sudar mucho y ser constante. El próximo enero cumpliré seis años desde que abrí en el pueblo la peluquería y aquí quiero seguir muchos años más pues otro de mis objetivos es tener mi casa propia en San Martín de Luiña", añade esta joven emprendedora.

Cuando más clientela tiene es en verano, pues acuden a ella, además de los propios del pueblo, turistas y vecinos de otros lugares como Somao, Valdredo y Santa Marina. Esta joven de la braña de Rondiella y orgullosa vaqueira tiene muy presentes a sus padres, que confiaron en ella, pero sobre todo a su abuelo Gonzalo Arnaldo, quien siempre la animó a luchar por este proyecto.

No tiene mucho tiempo libre pues, cuando no trabaja, se ocupa de la casa o bien disfruta cosiendo, otra de sus aficiones. "Es cierto que aquí la gente joven no tenemos opciones para el ocio, para eso hay que ir a Avilés o a Luarca". En su día de descanso, el lunes, también ofrece peluquería a domicilio para personas con problemas de movilidad.

Romina Arnaldo, "Romy", cree que sí es posible vivir en el campo y salir adelante. "Yo creo que es más fácil salir adelante en el pueblo que en la ciudad, eso sí, hay que trabajar duro. Mira, yo puse un anuncio por todos los lados para buscar una ayudante en fin de semana en mayo, junio y julio y no llamó nadie. Ya ves", recuerda mientras cada dos por tres coge el teléfono para reservar horas a sus clientas.