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Director de Ganadería de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales

Qué está pasando con la tuberculosis bovina

Medidas para avanzar en la erradicación de la enfermedad animal en Asturias

En los últimos meses leo y escucho una cascada de quejas, reproches y descalificaciones referidas a los perjuicios que ocasionan las campañas de saneamiento ganadero. Asisto, pues, con preocupación, a una serie de declaraciones dirigidas a cuestionar un programa cuyo objetivo es la erradicación de la tuberculosis bovina.

Algunos disertan como si fueran especialistas en el asunto, sin tener en cuenta que la materia que nos ocupa es biología, no matemáticas. Y que la decisión sobre si un animal es positivo o negativo deberíamos dejarla exclusivamente a los especialistas en la materia.

Es cierto que en los últimos 8-10 años los resultados no evolucionaron como cabía esperar, habiéndose mantenido en los mismos niveles de prevalencia desde el año 2004. No se avanzó en la erradicación al ritmo deseado. Lo dañino es que siempre aparecen irresponsables dispuestos a utilizar la sanidad animal para otros fines, sin importarles los efectos negativos que acarrea para el sector ganadero.

Y también es cierto, e irrefutable, que Asturias es una de las comunidades autónomas que presenta mejores resultados en cuanto a la incidencia de la tuberculosis, aunque con esta afirmación no resto importancia a la enfermedad.

Convendrán conmigo en la dificultad de entender que alguien prefiera mantener animales dudosos o reaccionantes en su explotación, que nos pidan que miremos para otro lado, cuando, estoy seguro, ningún ganadero quiere tener sus vacas junto a las de un vecino que posee animales dudosos o positivos.

Qué está pasando con la tuberculosis bovina

Qué está pasando con la tuberculosis bovina

Es normal, y está demostrado científicamente, que en la fase final de erradicación de la enfermedad, se avance más despacio que en la fase inicial. Sin embargo, es preciso reflexionar sobre los resultados obtenidos en los últimos años y la actual forma de ejecución de las campañas de saneamiento ganadero respecto a la manera de proceder anteriormente.

La tuberculosis es una enfermedad contagiosa y multiespecie, de difícil erradicación. Con la prueba de la tuberculina, acompañada de otras medidas, es suficiente para conseguir la erradicación de la enfermedad. Otros países como Francia, Alemania o Bélgica lo han conseguido con las mismas herramientas que tenemos nosotros.

La prueba oficial de diagnóstico es la prueba de la tuberculina y en el animal vivo, no existen técnicas de confirmación ni contraánálisis a dicha prueba. Además, en el animal muerto, tampoco se han descubierto aún pruebas de confirmación con una sensibilidad medianamente aceptable. El hecho de que no se aprecien lesiones en matadero, no quiere decir que el animal esté sano porque desde que se contagia un animal hasta que desarrollan lesiones macroscópicas apreciables a simple vista, pueden pasar varios años. En estos casos, el animal puede estar contagiado y todavía no le ha dado tiempo a desarrollar lesiones.

Teniendo en cuenta que la prueba diagnóstica se realiza al menos una vez al año, puede decirse que, en general, vamos por delante de la formación de lesiones. En el laboratorio, el cultivo del germen que produce la tuberculosis bovina (Mycobacterium bovis) es de difícil y lento crecimiento, con muy pocas probabilidades de éxito si se efectúa a partir de muestras sin lesiones. Por lo tanto, que un cultivo sea negativo tampoco nos garantiza que el animal estuviera sano.

Se apela mucho a los "falsos positivos", pero para saber si es cierto o no el resultado que nos arroja una técnica diagnóstica como es la tuberculina, necesitaríamos otra técnica diagnóstica mejor, que tuviese mayor sensibilidad y especificidad al mismo tiempo y, hoy por hoy, no la tenemos, por lo que no se puede hablar de falsos positivos; se diagnostican animales reaccionantes a la prueba de la tuberculina (positivos, dudosos o negativos), nada más.

En definitiva, no se puede llevar a cabo la erradicación de la tuberculosis basándose exclusivamente en las lesiones de matadero y en el cultivo de laboratorio.

El diagnóstico se realiza mediante la intradermotuberculinización, conocida como prueba de la tuberculina que, aunque no sea perfecta, funciona si se pone y se lee bien. La lectura e interpretación de la reacción, además de medir el engrosamiento de la piel, requiere explorar otros signos clínicos como comprobar si hay escara/necrosis, dolor, edema, exudados, infartación ganglionar, etc

El poner la tuberculina en la piel del cuello (mejora la sensibilidad) y el uso del cutímetro para medir el engrosamiento de la piel, pueden ser algunas de las causas que expliquen el hecho de que actualmente haya más animales reaccionantes, lo que no quiere decir que antes no los hubiese. Está demostrado que son medidas efectivas para detectar más animales enfermos y además, con el cutímetro, se aportan datos objetivos para la interpretación del resultado.

La prueba, en ocasiones, puede presentar reacciones inespecíficas si el animal padece en ese momento otras enfermedades. Disponemos de métodos complementarios para el diagnóstico que, en ocasiones, pueden ser de utilidad como el gamma interferón o la prueba de la tuberculina comparada (bovina y aviar).

La fauna silvestre (en especial el jabalí y tejón), pueden actuar como reservorios de la enfermedad y si existe un contacto directo pueden contribuir a que surjan nuevos brotes en animales domésticos, por lo que se hace necesario un control de esta población. Además, si quedan restos (vísceras) de cacerías accesibles a otros animales por el monte, pueden suponer otro riesgo de contagio.

En la campaña de saneamiento del año 2015, la tuberculosis ha experimentado un repunte, fundamentalmente por la implantación del diagnóstico más riguroso de la prueba de la tuberculina y la realidad nos demuestra que todavía hay tuberculosis.

El programa de erradicación de la tuberculosis bovina se ha convertido en la llave para la venta de animales para vida, para la exportación de carne y leche o para cobrar las ayudas de la Política Agrícola Común. Tenemos que ser plenamente conscientes de que no solamente criamos animales, sino que producimos alimentos. Si aún hay alguien que tenga dudas, estamos hablando de algo extremadamente serio: La obligación de ofrecer garantía sanitaria y confianza al consumidor.

En la actual campaña de 2016, se aplicará un protocolo de flexibilización en la interpretación de la reacción de la tuberculina en animales de explotaciones T3H (con más de tres años consecutivos con carta verde) que cumplan con determinados requisitos. En los animales de estas explotaciones, aunque presenten un engrosamiento de la piel, si no tienen escara o necrosis se procederá a repetir la prueba (comparada) transcurridos 42 días para asegurar más el diagnóstico sin poner en riesgo el estatus sanitario.

Es preciso potenciar la investigación para mejorar las técnicas de diagnóstico y obtener vacunas eficaces y eficientes para fauna silvestre, así como aplicar exclusivamente criterios técnico-sanitarios en todas las decisiones que se tomen en relación con las campañas de saneamiento ganadero.

Es necesario recuperar la confianza en las campañas de saneamiento ganadero y para ello, se requiere disponer de los medios adecuados y la colaboración de todas las partes, además de formación e información. Porque el hecho de que Asturias esté calificada por el Ministerio de Agricultura como comunidad de 'baja prevalencia', quiere decir que se han hecho las cosas bien aunque aún no se hayan obtenido del todo los resultados deseables.

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