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Me quedo en el pueblo Candás

Artesana entre el mar y la montaña

Rita Prendes se inició en su profesión en los años en que vivió en San Antolín de Ibias, adonde su marido fue trasladado como maestro

Artesana entre el mar y la montaña

La ceramista Rita Prendes tiene todo lo que necesita en la hermosa villa marinera de Candás, su lugar de residencia hace muchos años y donde desarrolla igualmente su profesión como artesana ceramista, modeladora y escultora. Sin embargo, no fue precisamente mirando al mar donde se inició en la que hoy es su profesión. Nacida en La Braña, un barrio de Perlora, estudió para administrativo, trabajo que ejerció durante cinco años en una empresa de automóviles. Unos años después de casarse destinaron a su marido, Gerardo, que es maestro, a la localidad de San Antolín de Ibias.

"Estuvimos en Ibias unos cuatro años. Fuimos en 1985. Mi marido, que es maestro, fue destinado a una escuela-hogar en San Antolín. Allí fue donde entré en contacto con la cerámica. Organizaron unas jornadas sobre cerámica y venía a impartirlas una chica ceramista, que nos dio unos cursos de iniciación. Así empecé en esta profesión", recuerda Rita, quien, a pesar de llevar viviendo ya 27 años en Candás, siempre evoca aquellos años en Ibias con cariño. Posteriormente siguió formándose como ceramista y, entre otras cosas, hizo un curso de 800 horas en la Escuela de Cerámica de Avilés.

Candás no lo cambia por ninguna gran ciudad. Alaba tanto su buena situación geográfica, bien comunicada con Gijón, Avilés y Oviedo, como el tipo de vida que lleva allí. "Éste es un sitio tranquilo donde, al tiempo, tienes de todo y además en medio de un paisaje precioso, con muchos lugares por los que pasear y relajarte. En las ciudades parece que todo va mucho más deprisa, todo lo contrario a lo que pasa aquí. Yo tengo el taller en la calle Escultor Antón, que lo abrí en 1989", añade.

Ella cree en la vuelta a los pueblos de quienes se dedican a la artesanía: es una opción a tener en cuenta. "Lo ideal es tener casa y taller todo en uno, en un entorno natural como una casa unifamiliar en el campo; ahora bien, esto tiene que gustarte y saber dónde te metes. Además, la artesanía precisa de una formación constante, estamos en un continuo reciclaje. No puedes quedarte atrás, hay que estar siempre aprendiendo", matiza. Rita Prendes está inmersa en varios proyectos en Candás. Así, además de su trabajo diario como ceramista, también da clases en los cursos de extensión cultural del Ayuntamiento así como también en su taller tanto a niños como a adultos. "En cada curso añado una técnica nueva", recuerda.

Entre sus alumnas de más edad, Mercedes, de 86 años, es la alegría de la clase. "Qué pena que tenga tantos años porque todos los días aprendo una cosa nueva y ¡aún me quedan tantas cosas por aprender!", le dice a Rita Prendes su alumna, que no tiene para su maestra más que palabras de halago y de admiración. La ceramista recuerda que también da clase a personas discapacitadas. "Es una gozada trabajar con ellos, son tan alegres, tan cariñosos, que te cambian el día por completo", añade.

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